¿Somos
cristianos o sanpablianos?
Por qué el cristianismo se convirtió en sanpablismo.
Desde hace más de 16 siglos los
creyentes, poco a poco, dejaron
de ser cristianos y se transformaron en
sanpablianos; lo cual es una forma de cristianismo un tanto idolátrica,
porque aunque mantiene fidelidad a
Cristo, le quita autoridad a su
palabra, a la del Espíritu
Santo y a la de sus doce
apóstoles, traspasando
esa autoridad a Pablo,
pasando por encima aún de la
autoridad de Cristo y de Dios.
Efectivamente, hoy en día
la inmensa mayoría de los creyentes son
sanpablianos. Si Cristo dice que la hierba es verde y los sanpablianos
mal-entienden que Pablo dijo que era
roja, ellos aseguran que la hierba
es roja, porque
San Pablo lo
dijo.
Si los doce apóstoles dicen que el cielo es azul y los creyentes
creen entender que Pablo dijo que es
amarillo, los sanpablianos aseguran
que el cielo es amarillo,
porque lo dijo San
Pablo.
No les importa lo que diga Dios, lo que diga Cristo, o lo que diga
el Espíritu Santo; tampoco les importa lo que digan los doce
apóstoles; la
nueva
doctrina a seguir es lo
que los creyentes se figuren que San Pablo ha
dicho.
Algunos creen que en I Co 8:1-13, Pablo, en uso de su "sagrada
autoridad", cambió la doctrina cristiana, contradiciendo todo
lo hasta entonces legislado respecto a no comer lo sacrificado a los
ídolos. No sólo
eso, sino que según esos
hermanos,
Pablo, con su
divina
potestad, como si él fuera el papa de los
protestantes, cambió las
leyes de Dios, y decidió
que en lo adelante, sí
era lícito comer lo sacrificado a los
ídolos. No importa lo que
hayan dicho al respecto Cristo, el Espíritu
Santo, y los Doce
Apóstoles. Ellos creen
que San Pablo pasó por encima de todo
eso, y de todos ellos.
Nada más lejos de la intención de San Pablo. Lo
que Pablo estaba haciendo en este pasaje es quitar el pánico que al
parecer algunos sentían,
por haber comido descuidadamente algo previamente ofrecido a un
ídolo. No obstante esta
realidad, son muchos los cristianos
que de ese pasaje entienden que,
efectivamente, sí se puede
comer lo sacrificado a los
ídolos, porque
San Pablo lo
autorizó.
Es sensato que interpretemos con mucho cuidado las cosas que San
Pablo parece decir. Gracias al testimonio del apóstol Pedro
y a su indiscutible autoridad para
decirlo, (dado que era hombre inspirado por Dios y conocía a Pablo
personalmente), sabemos que el
no menos apóstol e inspirado hermano
Pablo, hablaba y escribía
en un estilo y forma, que se prestaba para que los inconstantes (de mala calidad
espiritual) y los indoctos (ignorantes de la palabra y de las cosas de
Dios), las
torcieran. No significa esto que los escritos de Pablo no iban a poder
ser leídos por prestarse a
confusión; es que había que leerlos con cuidado y sensatez para
no equivocarnos; sobre
todo, si lo que Pablo parece decir
se halla en contradicción con lo que otros autores bíblicos
afirman.
En ninguna otra parte de la Biblia existe otra advertencia semejante
a esta, sobre ningún otro autor bíblico. Nunca se ha dicho
una cosa así de nadie,
y menos aún dicho por una persona con tanta autoridad como el
Apóstol Pedro.
Recordemos que lo que los autores bíblicos escribieron, fue
inspirado por el Espíritu Santo, por lo
tanto, es sensato de nuestra
parte, tomar seriamente tan inspirado
consejo de Pedro, y tenerlo en mente.
15
Y tened por salud la paciencia de nuestro
Señor; como también
nuestro amado hermano Pablo, según
la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito
también;
16 casi en todas
sus epístolas, hablando
en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas difíciles de entender,
las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también
las otras Escrituras, para perdición de sí
mismos.
(II P 3:15-16)
Hay que comprender que si el Espíritu Santo inspiró
a Pablo a escribir algo, también inspiró a Pedro a escribir
esto que acabamos de leer. Ninguna de las dos inspiraciones vale menos
que la otra. Si el Espíritu
Santo, que inspiraba a Pablo a
escribir, tuvo a bien inspirar
a Pedro a hacernos a nosotros esta
advertencia, debe ser para que
nosotros no erremos.
Fíjense en que el Espíritu Santo inspiró a Pedro
a hacer esta advertencia sobre Pablo, pero no inspiró a Pablo
a hacer alguna advertencia parecida sobre
Pedro. Por lo
tanto, lo menos que puede hacer
un cristiano sensato es tener esa advertencia en mente cuando lea los escritos
de Pablo;
sobre todo los conflictivos, los
que nos parece que se dan de punta con lo que dijo
Cristo, lo que dijeron los Doce
Apóstoles, y lo que dijeron los demás escritores bíblicos
y profetas de la antigüedad.
Sirva esto de advertencia para
todos; pero especialmente para
los sanpablianos, aquellos que gustan
de formar doctrina con versículos obscuros de Pablo; y también
para los que creen que Pablo establece doctrinas que contradicen las de Cristo,
las del Espíritu Santo, las de los otros apóstoles o las del
resto de la Biblia. Es necesario darnos cuenta de que somos
cristianos, no
sanpablianos.
Los que creen ver en los escritos de
Pablo, la abolición de
la Ley de Dios para el comportamiento
humano, no perderían mucho
repasando éstos escritos del apóstol a la luz de lo que el
Espíritu Santo les revela y les advierte por medio de
Pedro. Al fin y al cabo los que son
sinceros, los que quieren hallar la verdad donde quiera que se
encuentre, la van a
hallar.
Veamos ahora una supuesta afirmación de Pablo, que parece
contradecir lo que el mismo Señor Jesucristo, dijo, lo que dijo
el Espíritu Santo, y lo
que ordenaron los Doce Apóstoles del
Señor; y veamos cuál es la explicación para esa aparente
contradicción o discordancia de Pablo con todos los
demás.
Pablo parece contradecir a Cristo, al Espíritu Santo,
y a los doce apóstoles, en cuanto a lo ofrecido a los ídolos.
Hay hermanos que más que ser
cristianos, son
sanpablianos.
Hacen con San Pablo algo parecido
a lo que los católicos hacen con la Virgen María. Me
explicaré. Cristo es el
Hijo de Dios, él piensa
igual a su Padre. Tanto valor
tiene para ellos dos lo dicho por San
Pablo, como lo dicho por San
Pedro,
Isaías,
Samuel, Jacobo, Judas
Tadeo,
Mateo, Jeremías,
Daniel o cualquier otro siervo.
El mismo Espíritu Santo fue
el que inspiró a todos. Sin
embargo, hay cristianos que creen
que la Biblia es San Pablo, y que San Pablo es la
Biblia. Si ellos interpretan que
San Pablo dice que la arena es
verde, y el resto de los
apóstoles dicen que es
blanca, ellos aseguran que es
verde.
¡San Pablo lo
dijo!
Incluso si Nuestro Señor Jesucristo dice que la arena es
blanca, y ellos creen entender que San Pablo dijo que era
verde, ellos afirman que la arena es
verde, porque San
Pablo lo dijo.
¿No creen ustedes que
sea tan exagerado el
asunto?
El hecho de que Pablo haya escrito poco más de la cuarta parte
del Nuevo Testamento no le da autoridad para anular el resto de la
Biblia, incluyendo el resto del
Nuevo Testamento,
cosa que él no trató
de hacer, pero que muchos hermanos cristianos se lo atribuyen.
Si bien es verdad que él fue el que más escribió
de los escritores del Nuevo
Testamento, hay que comprender
que los otros escribieron casi las tres cuartas partes de
éste, o
sea, que los demás escribieron casi el triple que
Pablo; y que
además, no fue el escritor
sagrado más fecundo, pues
Moisés escribió él
solo, mucho más del doble
de lo que escribió Pablo.
Digo todo esto, no por
quitar méritos al apóstol de los
gentiles, pues a él le
sobran méritos, sino para
que nadie, por error de
apreciación, lo engrandezca
desorbitadamente, cosa que él
mismo trató de evitar,
como veremos en los versículos que más abajo
aparecen. Y
tristemente, que lo engrandezca hasta el punto de creerlo el único
árbitro de la religión o al menos el mayor de
ellos.
Por lo cual si quisiere
gloriarme, no seré
insensato, porque diré
verdad, empero lo
dejo,
porque nadie piense de mí
más de lo que en mí ve, u oye de
mí. (II Co
12:6)
12 Quiero
decir, que cada uno de vosotros
dice: Yo cierto soy de
Pablo; pues yo de
Apolos;
y yo de
Cefas;
y yo de Cristo.
13
¿Está dividido
Cristo?
¿Fue crucificado Pablo por vosotros?
¿o habéis sido bautizados en el nombre
de
Pablo? (I Co
1:12-13)
Cómo vimos en los dos pasajes
anteriores, no estaba en la voluntad
del apóstol Pablo, que
lo engrandecieran como lo han hecho los errados hermanos
sanpablianos.
Para demostrar cómo los hermanos malinterpretan a San
Pablo en el asunto de comer lo sacrificado a los ídolos vean el
artículo # 17 en este mismo website. Si San Pablo hubiera autorizado
tal cosa estaría contradiciendo a Nuestro Señor Jesucristo,
al Espíritu Santo y a los demás apóstoles. Lean
también el artículo # 9 para que vean que millones de cristiano
malinterpretan lo que dice San Pablo referente a que al Lugar
Santísimo se entraba una sola vez al año.