Cristo no abolió las leyes de Dios para el comportamiento humano

    Muchos creen erróneamente que las leyes de Dios para el comportamiento humano fueron abolidas por Jesucristo. Las que fueron abolidas fueron las leyes rituales. Esto lo dejó Jesucristo muy claramente dicho en Mt 5:17-19.

 

    17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas, no he venido para abrogar, sino a cumplir. 18 Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la Tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. 19 De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos.”                                           (Mt 5:17-19)

    Si la hipótesis de que las leyes de Dios para el comportamiento humano fueron abolidas al ser clavado Cristo en la Cruz fuera cierta, entonces tendríamos que llegar a la conclusión de que, al menos hasta la muerte de Jesús, estuvieron vigentes. En ese caso, si Jesús hubiera querido abolir la ley, o hablar contra ella, jamás lo hubiera hecho antes de su crucifixión, pues eso hubiera sido faltar a la Ley de Dios, pecar contra ella, y no hubiera podido salvarnos.

    Si Jesús hubiera querido hablar contra la ley o declararla abolida, hubiera esperado a resucitar, para entonces poder hacerlo legalmente, sin faltar en nada. Si Jesús hubiera pecado hablando contra una ley cuando aún estaba vigente, no hubiera podido salvarnos, porque hubiera pecado al menospreciar la ley, como dice en Heb 10:28.

 

El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere sin ninguna misericordia”.                                                                                             (Heb 10:28)

    Dicho más claramente, si efectivamente Jesús hubiera abolido la ley, no lo hubiera hecho antes de su crucifixión, sino después de su resurrección. Sin embargo, vemos que este tipo de versículos, en los que aparentemente Cristo habla sobre la abolición de la ley, jamás fueron dichas por él después de su resurrección, que era precisamente cuando hubiera podido hacerlo legalmente, si en realidad él hubiera deseado hacerlo.

    Son las tergiversaciones de sus palabras durante su vida terrenal, las que siempre han esgrimido los impugnadores de la vigencia de las leyes de Dios para el humano comportamiento. Por lo tanto, todas esas impugnaciones y todos esos argumentos basados en palabras anteriores a su crucifixión, se caen por su base con el razonamiento anterior, porque Cristo jamás hubiera dicho o hecho nada contra las leyes de Dios, antes de su crucifixión, sino después de su resurrección. Sin embargo, después de su resurrección jamás lo hizo.

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