Dios sí castiga a los cristianos

    En muchas ocasiones, yo diría que en la mayoría, Dios castiga al humano para que aprenda algo, y además, porque lleva castigo lo que hizo; pero otras muchas veces lo castiga, sencillamente, porque lleva castigo la acción cometida, sin que lleve aparejado un intento de educación. El hecho de que seamos salvos por Cristo no quiere decir que podemos pecar impunemente. Lo más que quiere decir es que si nuestros pecados no rebasan cierto límite endureciéndonos el alma, mantenemos nuestra salvación; pero aún dentro de ese estado de salvación vamos a recibir los castigos correspondientes a nuestras malas acciones. Veamos qué dice Pablo al respecto.

 

    "Que si nos examinásemos a nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados. Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo."                                                        ( I Co 11: 31-32 )

    Muy, pero muy lejos tiene que llegar el cristiano pecando, para que pierda su salvación; pero no tiene que ir más lejos que cualquier otro que no sea cristiano, para recibir iguales castigos terrenales por sus pecados. Y yo diría que a veces va a recibir castigos peores, porque el siervo que conoce la voluntad de su Señor y no la hace, será azotado mucho, como dice Jesucristo en Lc 12: 47. Dios no hace acepción de personas, según nos enseña Pedro en Hch 10: 34, o sea, a igual pecado y circunstancias corresponde idéntico castigo.

 

    "Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho."     ( Lc 12: 47 )

 

    "Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas"                                             ( Hch 10: 34 )

    El pecado tiene consecuencias terrenales y eternas. Ambas hay que sufrirlas. Si las eternas nos fueron perdonadas por Cristo, luego de nuestro sincero arrepentimiento, no así las terrenales, que nos alcanzan, como vimos en I Co 11: 31-32. Lo mismo vemos en Heb 12: 6-8.

 

    "Porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos." ( Heb 12: 6-8 )

    Hay quienes están en pecado, y a la vez están sufriendo angustias; y en vez de comprender la vinculación que existe entre sus pecados y sus angustias, creen que ellos tienen perdonados todos los pecados que cometieron y cometerán, mientras que, por el otro lado, no se explican el porqué están sufriendo.

    Es decir, que la gente que así piensa se figura que Dios comete dos injusticias al mismo tiempo: por un lado no castiga en el cristiano lo que sí castiga en los no cristianos; y por el otro lado, le envía al cristiano angustias sin que él dé el menor motivo para ello. ¡Hay que ser necio!

    A mí me parece que los cristianos que este tipo de cosas piensan, lo hacen como un dispositivo psicológico de defensa, con el cual protegen sus concupiscencias. Ellos aman profundamente sus concupiscencias y no quieren dejarlas aunque les cueste sufrir. Tampoco quieren perder su salvación, a la que solamente aman un poquito más que a sus concupiscencias. Como que saben o intuyen que el reconocer que Dios les está cobrando las cuentas, y persistir en pecar, puede convertirse en un rechazo al Espíritu Santo, y un pecado imperdonable, prefieren "auto convencerse" de que no es eso lo que está sucediendo, sino que lo que pasa es que sus pecados son perdonados inmediatamente después de cometidos, mientras que sus angustias y castigos, son motivados por algo "desconocido" para ellos. Por eso nos dan necias explicaciones tales como "son pruebas hermano", "son misterios hermano", "es que no puede haber felicidad en esta vida hermano", etc..

    De esta manera se sienten artificialmente libres para seguir "gozando" de sus concupiscencias, sin por ello perder la salvación. Es un caso semejante al del borracho, el drogadicto, o el vicioso sexual, que aunque ve claramente los sufrimientos que le causan sus concupiscencias, prefieren soportar aquéllos y seguir "gozando" de éstas.

    Está claro en el pasaje I Co 11: 31-32 que Dios castiga no sólo como método pedagógico, sino como penalidad, para satisfacer la justicia establecida en las reglas de comportamientos dadas.

    Si siendo juzgados ( versículo 32 ) somos castigados, no somos castigados por enseñanza, sino por penalidad. Para enseñar no hay que hacer un juicio, éste se hace cuando se va a castigar a uno que delinque.

    A los cristianos no nos van a cobrar nuestros pecados en la eternidad, nos los van a cobrar aquí; aquí nos castigan. Por eso, debiendo estar por encima de todos, ( dado que tenemos la ayuda de Dios), más bien estamos por debajo. Siendo los cristianos los hijos de Dios, los hermanos de Cristo, no somos los de arriba, sino los atropellados. Tenemos que pagar aquí lo malo que aquí hacemos, puesto que no nos lo van a cobrar después. Lo contrario sucede con los enemigos de Dios, lo bueno que hacen aquí se les va a pagar aquí, puesto que allá van a pagar lo malo que hicieron.

    La misma doctrina nos es enseñada por el apóstol Pablo cuando en Ga 6: 7 y Col 3: 25 nos dice lo siguiente:

 

    "No os engañéis, Dios no puede ser burlado, que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará."      ( Ga 6: 7 )

    "Mas el que hace injuria, recibirá la injuria que hiciere; que no hay acepción de personas."                                ( Col 3: 25 )

    A pesar de todos estos claros pasajes, hay quienes piensan que Dios no castiga a los cristianos, sino que solamente los educa. Hablándoles Pablo a los cristianos, y refiriéndose a ellos, les dice que ninguno engañe a su hermano. El apóstol le dice a un cristiano que no oprima ni engañe a otro cristiano, porque el Señor se venga de todo eso. Venganza es castigo, no educación, y en este versículo vemos que ese castigo se le aplica a los cristianos también. Es lógico que así sea, pues Dios no hace acepción de personas.

 

    "Que ninguno oprima, ni engañe en nada a su hermano, porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado." ( I Tes 4: 6 )

    No sólo hay corrección para reeducación, también hay venganza para castigo, sin reeducación, necesariamente. Y si todo esto le ocurre a los cristianos, los cuales seremos salvos, es lógico pensar que esa venganza ocurre contra nosotros aquí y ahora, pues después de la resurrección ya no habrá castigos para nosotros. Vemos en el versículo que acabamos de leer, que ya Pablo le había hablado antes sobre este asunto a los tesalonicenses, porque les dice que ya se los había dicho y protestado. Al usar la palabra "protestado", nos da la sensación de que era una seria advertencia, tal vez porque no le habían hecho mucho caso a esta verdad. Algo parecido hacen los que hoy en día quieren creer que el Señor no castiga a los cristianos. Más vale que despierten a tiempo, para que luego, cuando los castigos les caigan encima, no se pongan a vocear la necedad que tan comúnmente escuchamos: "son pruebas, hermano", "son misterios, hermano".

    Vean también los artículos números 26 y 39 sobre este mismo asunto, en este mismo website.

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