Dos
mujeres diferentes ungieron a Jesús; una era decente, la otra
no
He
hablado con muchos hermanos que confunden
los dos casos diferentes en que
una mujer ungió a Nuestro Señor, y creen que se trata de un
solo caso. Por esta confusión algunos consideran que María,
la hermana de Lázaro, el amigo de Cristo, era una prostituta, cuando
en realidad ella era una mujer decente. La prostituta era la otra, la que
ungió a Jesús en Galilea, al norte. Lázaro y sus hermanas
vivían en Bethania, cerca de Jerusalem, al sur. Estos pasajes que
tratan sobre la unción, son el mejor ejemplo de lo necesario que es
fijarnos en los detalles para interpretar
correctamente las Escrituras.
Los pasajes de Mateo, Marcos y Juan hablan de la unción de
Jesús por María, pero en el episodio narrado en Lucas se habla
de otra ocasión, y de una mujer desconocida. Veamos las diferencias
entre los dos casos para que se entienda más fácilmente. A
medida que lean las diferencias entre ambos casos, pueden ustedes comprobarlas
yendo a leer más abajo los pasajes
correspondientes.
a) Esta acción de
María derramando el ungüento,
tuvo lugar en la propia casa de ella,
donde vivía con Marta y Lázaro. Por tanto, no puede ser
el mismo caso que se relata en Lc 7:36-50,
el cual tuvo lugar en casa de un fariseo
llamado Simón, y la mujer que ungió al Señor no vivía
allí.
b)
El caso de la mujer mencionada en Lucas ocurrió mucho antes que el
caso de María, ya que el de
esta mujer ocurrió a principios de la predicación de
Jesús, y el de María, a finales de la predicación
de Jesús, cerca del día de su muerte. Así pues,
los casos relatados en Mt 26:6; Mr 14:3; y Jn 12:1 son iguales entre sí,
relatan el mismo episodio; pero el caso relatado en Lc 7:36-50 es un episodio
diferente, porque ocurrieron en tiempos diferentes.
c)
En estos tres relatos María,
la hermana de Lázaro, es la criticada por derramar un ungüento
que se podía vender para dar a los pobres; mientras que en el episodio
de Lucas a quien critican es a
Cristo, por dejarse tocar por una pecadora; no critican a la pecadora
por derramar el ungüento.
d)
En los tres casos iguales (Mt, Mr y Jn)
los anfitriones de Cristo son
amistosos, y creen en la divinidad de Jesús; en el caso de Lucas
el anfitrión es un fariseo
que le es hostil, y duda incluso
de que sea profeta, porque él creía que Jesús no
sabía qué clase de mujer lo estaba tocando.
e)
En los tres casos iguales son los
discípulos los que se enojan, porque hubieran preferido vender
el ungüento y dar el dinero a los pobres; en el caso de Lucas
nadie se enoja por el derrame
de ungüento.
f)
En el caso de la hermana de Lázaro,
el Señor defiende la acción
de María; pero en el caso de Lucas no existe esa defensa de la
acción realizada. Lo que allí vemos es
una demostración de la divinidad
de Cristo y su perdón; demostración y perdón que
no existen en los otros tres casos. Compárense los cuatro pasajes.
g)
En Lucas, Jesús liga la unción o derrame del ungüento con
los pecados cometidos por la mujer, su
perdón,
y la falta de
hospitalidad del anfitrión fariseo. Sin embargo en los otros
tres casos Jesús liga la
unción solamente con su sepultura.
h)
En los tres
casos similares, el de Mateo, Marcos y Juan, los judíos son amistosos
con las dos hermanas, se tratan con
ellas, las consideran dignas, las consuelan y las acompañan;
señal que no eran consideradas
como pecadoras públicas. En el caso de Lucas, la que ungió
los pies de Jesús era considerada
una pública pecadora, indigna de alternar con los judíos.
i) Sabemos que el caso
de la pecadora ocurrió en el norte, porque en Lc 7:1 vemos que
se menciona la ciudad de Capernaum,
y en 7:11 la ciudad de Naín, dos ciudades del norte, en Galilea.
Por lo tanto, el episodio de la unción que llevó a cabo la
pecadora, ocurrió en el norte, no en Bethania, que es una ciudad del
sur, cerca de Jerusalem, donde vivía María en unión
de su hermana Marta y su hermano Lázaro.
Caso de Mateo.
"6 Y estando Jesús en
Bethania, en casa de
Simón el
leproso, 7 vino a él
una mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio,
y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.
8 Lo cual viendo sus
discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde
esto? 9 Porque esto se podía
vender por gran precio, y darse a
los pobres. 10 Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena
a esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra.
11 Porque siempre tendréis
pobres con vosotros, mas a mí no siempre
me tendréis. 12 Porque echando este ungüento sobre mi cuerpo,
para sepultarme lo ha hecho.
13 De cierto os digo, que donde
quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también
será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho."
(Mt 26:6-13)
Caso de Marcos.
"3 Y estando él en Bethania
en casa de
Simón el
leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro
de ungüento de nardo espique de mucho precio;
y quebrando el alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
4 Y hubo algunos que se enojaron
dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este
desperdicio de ungüento? 5
Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios,
y darse a los pobres. Y
murmuraban contra ella.
6 Mas Jesús dijo: Dejadla;
¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
7 que siempre tendréis los
pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien; mas
a mí no siempre me tendréis.
8 Esta ha hecho lo que podía;
porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
9 De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio
en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será
dicho para memoria de
ella"
(Mr 14:3-9)
Caso de Juan.
"1
Y Jesús, seis días antes
de la Pascua, vino a
Bethania,
donde estaba
Lázaro, que había sido muerto, al cual había
resucitado de los muertos. 2 Y le hicieron
allí una cena y Marta servía, y Lázaro era
uno de los que estaban sentados a la mesa juntamente con él.
3 Entonces María tomó una libra de ungüento de
nardo líquido de mucho precio, y ungió los pies de Jesús,
y limpió sus pies con sus cabellos, y la casa se llenó del
olor del ungüento. 4 Y dijo
uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:
5 ¿Por qué no se ha
vendido este ungüento por trescientos dineros, y
se dio a los pobres? 6
Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres,
sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo
que se echaba en ella. 7 Entonces
Jesús dijo: Déjala; para
el día de mi sepultura ha guardado esto; 8
porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas a
mí no siempre me tenéis."
(Jn 12:1-8)
Caso de Lucas.
"36 Y
le rogó uno de los fariseos, que comiese con
él. Y entrado en casa
del fariseo, se sentó a la mesa. 37
Y he aquí una mujer que
había sido pecadora en la
ciudad, como entendió que estaba a la mesa
en casa de aquel fariseo,
trajo un alabastro de ungüento,
38 y estando detrás a sus
pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los
limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía
con el ungüento. 39 Y como
vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí,
diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién
y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores, el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más? 43 Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél al cual perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos. 45 No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama. 48 Y a ella dijo: Los pecados te son perdonados. 49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? 50 Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz." (Lc 7:36-50)