Jefté
no ofreció a su hija en
sacrificio
Hace
varios años se publicó que Jefté, uno de los principales
jueces de Israel, había matado a su hija y la había quemado
como sacrificio en un altar pagano. Este artículo salió
publicado en inglés en el folleto de lecciones para la Escuela Dominical
que trimestralmente publica una de las principales denominaciones cristianas
de los Estados Unidos. La revista se llamaba "Bible Book Study
for Adults"; el artículo se hallaba en la edición perteneciente
a enero, febrero y marzo del año 1990, en las páginas 76-82.
Tal cosa me entristeció mucho, porque demostraba la falta de cuidado
que a veces las altas jerarquías de la denominación ponen en
examinar lo que se publica. Esta revista trimestral influye en
millones de hermanos, los cuales fueron conducidos a error por el autor de
esa lección de Escuela Dominical. El autor de la lección
de ese domingo hablaba sobre Jefté, en el capítulo 11 del libro
de Jueces.
"29
Y el
espíritu de Jehová fue sobre
Jefté:
y pasó por Galaad y
Manasés;
y de allí pasó
a Mizpa de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de
Ammón.
30 Y Jefté hizo voto
a Jehová, diciendo: Si entregares a los
ammonitas
en mis manos,
31
Cualquiera
que me saliere a recibir de las puertas de mi
casa,
cuando volviere de los ammonitas
en paz, será de Jehová, y le ofreceré en
holocausto."
( Jue 11: 29-31 )
El
voto que hizo Jefté no era el de matar y quemar en sacrificio
al primero que le saliera a recibir de su casa cuando volviera victorioso.
Lo que él prometió fue dedicar enteramente a Dios
a esa primera persona que lo saliera a recibir. Esa entera
dedicación era semejante a cuando se ofrecía un cordero en
ofrenda quemada. En tal tipo de ofrenda el sacerdote no podía
participar de ella comiendo una parte del animal, como sí podía
hacerlo en los otros tipos de sacrificios de corderos. La ofrenda
quemada era una dedicación total para Dios. Usando ese
símil es que Jefté dice que ofrecería en holocausto
al primero que lo recibiera. La hija de Jefté se convirtió,
debido a ese voto del padre, en una especie de monja de clausura, sólo
que no viviría encerrada, sino normalmente en la sociedad, dedicada
solamente a las cosas de Dios. Como que iba a dedicarse cien por ciento
al servicio de Dios, no podría casarse, porque una mujer casada tiene
que atender a su esposo y sus hijos. Era en ese sentido en el que
Jefté iba a dedicar a su hija como un holocausto a Dios, una ofrenda
total.
En otras ocasiones otras madres dedicaron sus hijos a
Dios en forma total también, como fue el caso de Ana, la madre de
Samuel.
"E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos,
si te dignares mirar la
aflicción de tu sierva,
y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas
dieres a tu sierva un hijo
varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días
de su
vida, y no
subirá navaja sobre su
cabeza"
( I Sam 1:11 )
"Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
Yo pues le vuelvo
también a Jehová:
todos los días que viviere, será de Jehová. Y
adoró allí
a
Jehová."
( I Sam 1: 27-28 )
Ahora
bien, el caso de Jefté tenía una faceta diferente. Al
dedicar a su hija a Dios en forma total, Jefté se estaba privando
de tener descendencia que llevara su nombre. Aquella era su única
hija. No tenía otro hijo ni hija. Eso era muy duro para
un hombre de aquella época y de aquella sociedad. De ahí
brota el amargo quejido de Jefté cuando vio que su hija era la que
había salido a recibirlo.
"34
Y volviendo
Jefté a Mizpa a su casa, he aquí que su hija le salió
a recibir
con adufes y danzas, y era
la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro
hijo
ni
hija.
35
Y como él
la vio, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía!
de
verdad me has abatido, y
tú eres de los que me afligen: porque yo he abierto
mi boca a Jehová, y
no podré
retractarme."
( Jue 11: 34 - 35 )
Hay
varios pasajes que nos muestran que Jefté nunca prometió sacrificar
a su hija matándola y quemándola en un altar pagano.
Vamos a leer estos pasajes con el fin de obtener de primera mano la idea
correcta de qué fue lo que prometió Jefté. Si
leemos Jue 11: 36- 39 veremos que la preocupación de la joven hija
de Jefté no era sobre perder la vida, sino sobre su virginidad y la
pérdida de su oportunidad de matrimonio, que era una de las ambiciones
más acariciadas de las mujeres de aquella sociedad en aquella época.
"36
Ella entonces
le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca a
Jehová,
haz de mí como
salió de tu boca, pues que Jehová ha hecho venganza
en tus
enemigos los hijos de
Ammón.
37
Y tornó
a decir a su padre: Hágasme
esto:
déjame por dos meses
que vaya y descienda por los montes, y llore mi
virginidad, yo
y mis compañeras.
38
Él entonces dijo: Ve. Y dejola por
dos
meses. Y ella fue con
sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
39
Pasados los
dos meses volvió a su padre, e hizo de ella conforme a su
voto
que había hecho.
Y ella nunca conoció
varón."
( Jue 11: 36-39 )
Como
podemos ver en el versículo 36, la hija de Jefté pidió
a su padre que hiciera con ella tal y como había
prometido. Por lo tanto, lo que sigue a la petición de la
hija es lo que prometió el padre. ¿Y qué es lo que
sigue a la petición de la hija? En el versículo 37 vemos
que la joven solamente pidió llorar su virginidad por dos
meses. Evidentemente, su vida no estaba amenazada, porque sería
algo completamente fuera de lógica que ella llorara por su virginidad
cuando lo que iba a perder era la vida. El llorar su virginidad, el
no poderse casar, era una cosa muy secundaria ante la seguridad de perder
la vida. Hubiera sido excesivamente tonto que la joven llorara por
algo (virginidad ) que después de la muerte no le serviría
para nada, y no llorara por su vida, sin la cual todo lo demás era
inútil. Todo esto nos hace ver que ella sabía que
lo único que iba a perder, era la oportunidad de casarse.
En el versículo 39 vemos que como una consecuencia
de todo lo que previamente se narró se dice que "pasados los dos
meses volvió a su padre, e hizo de ella conforme a su voto
que había hecho. Y ella nunca conoció
varón." O sea, que cuando la joven volvió,
su padre hizo conforme a su voto, es decir, hizo lo que había
prometido; y como consecuencia de hacer lo que él había prometido,
ella se quedó sin casarse. Está perfectamente claro
que Jefté no prometió matar y quemar a nadie, sino dedicarla
a Dios.
Otra cosa a notar, es que si a esta joven la hubieran
ido a matar después de sus dos meses de lamentación, hubiera
sido excesivamente tonto de parte del escritor de este capítulo, el
aclarar que ella nunca tuvo relaciones sexuales. Claro está,
si la hubieran matado no era necesario que el escritor a posteriori aclarara
que ella no tuvo relaciones sexuales; todo el mundo sabe que los muertos
no tienen relaciones sexuales. Es obvio, por lo tanto, que el escritor
se está refiriendo a una joven que siguió viviendo, pero nunca
llegó a casarse.
Vamos ahora a usar un poco de lógica.
¿Hubiera Dios premiado con la victoria a un hombre capaz de hacer
sacrificios humanos? Si el voto de Jefté hubiera sido el
de sacrificar a una persona en un altar, ( lo cual estaba estrictamente prohibido
por la ley de Dios e incluso se condenaba a muerte al que tal hiciera ),
¿hubiera acaso Dios otorgado la victoria a un hombre así?
En el versículo 29 dice que el Espíritu
de Jehová fue sobre Jefté. ¿Hubiera el
Espíritu Santo venido sobre un asesino, sobre un hombre tan confundido
religiosamente? ¡Claro que no! Si la promesa de Jefté
hubiera sido la de cometer un homicidio en un acto de idolatría, el
Espíritu Santo no hubiera venido sobre él.
"Y el espíritu de Jehová fue sobre
Jefté: y pasó por Galaad y Manasés; y de
allí pasó a Mizpa
de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Ammón."
( Jue 11: 29 )
El
mismo razonamiento anterior puede hacerse cuando leemos Heb 11: 32.
Allí Pablo alaba a Jefté entre otros muchos héroes de
la fe. No puedo yo creer que si Jefté hubiera matado a su
hija y la hubiera quemado en holocausto en un altar pagano, Pablo lo iba
a tomar como un buen ejemplo que los cristianos debíamos
imitar. Se ve que Pablo, al leer las Escrituras, no interpretaba
las cosas en la misma forma que el autor de esta lección de Escuela
Dominical.
"¿Y qué más digo? porque el tiempo me faltará
contando de Gedeón, de Barac,
de Samsón, de
Jefté, de David, de Samuel, y de los
profetas" ( Heb 11: 32 )
Si
Jefté hubiera sido un ignorante de religión de tal magnitud
que ni siquiera sabía que Dios prohibía los sacrificios humanos,
Pablo no lo hubiera exhibido como un guía digno de ser imitado
por los cristianos. Pablo no iba a hacer tal cosa con un idólatra
asesino. Por lo tanto es evidente que Pablo sabía que lo que
Jefté prometió no fue sacrificar a su hija en una altar pagano.
Jefté no era un ignorante de religión como
lo pinta esa revista trimestral de Escuela Dominical en inglés.
Si leemos Jue 11: 14-28 veremos que Jefté conocía al dedillo
todo lo concerniente a la historia de su nación, y que era un hombre
de fe. Viendo cómo este caudillo de Israel conocía la
historia de su nación, no puedo pasar a creer, como dice la revista
trimestral de la Escuela Dominical antes mencionada, que Jefté no
supiera que Dios tenía prohibido los sacrificios humanos. Y
no solamente ignorarlo, sino basar en un sacrificio humano la petición
de victoria que le hacía a Dios. ¡¡Absurdo!!
Por todo lo hasta aquí visto y razonado está
muy claro que Jefté nunca prometió un sacrificio humano.
Está claro que la joven nunca lamentó que la fueran a matar,
sino que no se iba a poder casar. Está claro que el Espíritu
Santo no iba a estar sobre Jefté si el hubiera sido un asesino
idólatra. Y por último, está bien claro que Pablo
no iba a elogiar, como digno de imitación, a un hombre que hubiera
prometido un sacrificio humano. Por lo tanto, es evidente que lo que
Jefté prometió fue dedicar su hija enteramente al servicio
de Dios, igual que se dedicaba enteramente a Dios un cordero durante una
ofrenda quemada, en la que los sacerdotes no podían tomar ninguna
parte del cordero.
Es mi deseo que aquellos que se hallan en posiciones
jerárquicas dentro de las iglesias y las denominaciones, sean más
vigilantes de qué cosa es lo que se publica, a fin de evitar que las
ovejas bajo su cuidado sean conducidas al error por escritores que, tal vez
son buenas personas, pero que no por eso dejan de estar errados y hacerle
daño a las ovejas.