Muy
a menudo los cristianos, sin darse cuenta, toman en vano el nombre de
Dios.
El tercer mandamiento
dice lo
siguiente:
"No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano;
porque
no
dará por inocente Jehová al
que
tomare su nombre en
vano."
( Ex 20: 7 )
La
mayoría de los cristianos toman muy ligeramente este tercer mandamiento
de la Ley de Dios. Tristemente muchos no se dan cuenta de que están
transgrediendo el tercer mandamiento.
Es
muy común entre los cristianos decir chistes en los que se mezcla
a Dios, a Cristo, al Espíritu Santo, el Paraíso, el Cielo,
el Infierno, San Pedro, etc.. Otros no hacen estos chistes, pero los aprueban
al escucharlos y reírse con aquellos que hacen esos chistes.
Usted
nunca encontrará en la Biblia un lenguaje tal, porque los
apóstoles y los primeros cristianos en general, realmente amaban a
Dios y lo trataban con el respeto que Él se merece, no como a un
igual, al cual puedan mezclar en sus chistes. Estos que hacen chistes
que envuelven gente o cosas que deben ser consideradas sagradas, defienden
su errado comportamiento alegando que ellos tratan a Dios como a un padre,
y que por ello pueden tratarlo con cierto atrevimiento y desfachatez.
Desgraciadamente lo que ellos dicen es verdad en el sentido de que ellos
tratan a Dios como tratan a sus padres, pero dos errores no forman un
acierto. El problema radica en que el concepto de "padre" se ha degradado
en nuestra cultura actual, y ese es el que aprendieron ellos, a pesar de
ser un concepto muy pobre e irrespetuoso. En la cultura actual el padre es
simplemente un hombre que se casó con mi madre cuando ella era joven
y bonita, pero ahora ambos son un par de viejos fuera de moda. Como es natural,
los que tienen tal concepto de sus padres difícilmente pueden tener
un concepto correcto de Dios. De ahí la costumbre de mezclar a Dios
en sus chistes.
Muchos sicólogos aconsejan a los padres que sean simplemente como
amigos para sus hijos, con objeto de que hagan a sus hijos sentir que
ellos son sus mejores amigos. Yo he criado nueve hijos, ninguno de ellos
ha tenido problemas con la ley, ni tienen ningún tipo de vicio. Mi
esposa y yo los criamos como la Biblia enseña, no como enseñan
los hombres. Nosotros inculcamos en ellos que tenían que portarse
bien y esforzarse para llegar más lejos; y así lo hicieron.
A pesar de que éramos pobres, todos ellos se graduaron de alguna carrera
universitaria. Yo siempre les dije que yo no era su amigo, sino mucho
más que eso: yo era su padre. Ellos podrían llegar a tener
muchos amigos, pero solamente iban a tener un padre, y especialmente, una
sola madre. Mamá no era "otro amigo", como los sicólogos
dicen, ella era la reina del hogar, y si alguno de los muchachos le hablaba
a ella en forma impropia o le gritaba, él iba a sufrir las consecuencias
de esa falta de respeto. Yo aprendí estos principios educativos
en la Biblia, no en libros de sicología. Gracias a Dios todos
mis hijos se han convertido al Señor. Ellos saben qué significa
ser padre, y por lo tanto, respetan a Dios como a un Padre infinitamente
superior. Ellos nunca tratan a Dios con desfachatez o atrevimiento.
Sería muy buena idea que los pastores enseñaran a su
congregación cómo criar en sujeción, control y respeto
a sus hijos. Muchos padres no creen que ellos merezcan esta clase de
respeto del que estamos hablando, y por lo tanto, no se sienten con moral
ni autoridad para enseñárselo a sus hijos. Esto les sucede
por no leer y aplicar las enseñanzas de la Biblia respecto a la crianza
de los hijos, o porque alguien les enseñó que los sicólogos
saben más de esas cosas que la Biblia. Veamos lo que Dios piensa al
respecto.
En
la Biblia, el respeto y la obediencia a los padres era muy estricta. Era
un mandamiento con promesa, que se daba con palabras solamente la primera
vez.....
"Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se
alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te
da."
(
Ex 20: 12 )
.....pero si alguno no quería
obedecer las palabras del tercer mandamiento, entonces se le aplicaba otro
mandamiento diferente:
"Y el que hiriere a su padre o a su madre,
morirá."
( Ex 21: 15 )
"Porque varón que maldijere a su padre o a su madre,
de
cierto
morirá:
a su padre o a
su madre
maldijo; su sangre
será sobre
él."
( Lev 20: 9 )
"Cuando alguno tuviere hijo contumaz y rebelde, que
no
obedeciere a la
voz de su
padre
ni a la voz de su
madre,......
Entonces tomarlo
han su padre y su madre, y lo sacarán a los
ancianos de su ciudad, y a la puerta
del lugar suyo.....
Entonces todos los
hombres de su ciudad lo
apedrearán
con piedras, y morirá: así quitarás el mal
de en medio de ti;
y
todo Israel oirá, y
temerá."
(
Dt 21: 18-21 abreviado )
La ley también
era estricta contra los que trataran a Dios irrespetuosamente:
"Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera
que
maldijere
a su Dios, llevará
su
iniquidad. Y el que blasfemare
el
nombre de Jehová, ha de ser
muerto;...."
( Lev 24: 15-16 abreviado )
Como podemos ver Dios no toma ligeramente la blasfemia. Por lo tanto es de
pensarse que tampoco tome ligeramente el que se use su nombre en
vano, aunque
no sea expresamente una blasfemia. El problema no es que la gente tiene a
Dios como un Padre; el problema radica en que muchos no tienen el concepto
correcto de lo que es un padre; y específicamente de quién
es Dios. Por eso creen que pueden ser atrevidos y desfachatados con Él.
Cuando alguien me viene con un chiste, y yo veo que trata de personas
o cosas sagradas, le digo al individuo que a mí no me gusta ese
tipo de chistes. Si la persona insiste en decir su chiste, simplemente doy
la vuelta y me voy. Yo no me voy a convertir en cómplice de uno que
toma el nombre de Dios en vano. Yo me comporto así aún si el
chiste trata de San Pedro, el Paraíso, el Cielo, el Infierno, o cosas
parecidas, lo cual no constituye un uso del nombre de Dios en vano. Lo hago
así, porque si no, ellos más tarde descienden más aún
haciendo chistes indebidos o incluso blasfemias. ¿Por qué vamos
a caminar al borde del precipicio con el peligro que esto conlleva? ¿O
por qué vamos a enseñar a otros, con nuestro mal ejemplo, a
caminar ellos por el borde del precipicio?
Dos
errores no forman un acierto. Por el hecho de que alguien nunca
aprendió lo que es respetar a sus padres, no tenemos nosotros que
admitirles su falta de respeto hacia Dios. Nosotros los cristianos tenemos
que comportarnos de acuerdo a los estándares bíblicos, no de
acuerdo a los estándares de nuestra cultura o civilización.
Decir o escuchar chistes que mezclan a Dios, a Cristo o al Espíritu
Santo, es pecado. Escuchar chistes que mezclan el Paraíso, el
Infierno, el Cielo, los apóstoles, etc., lo anima a uno a caminar
por el borde del abismo del pecado.