Por
qué el arrepentimiento es
indispensable
Arrepentimiento no es simplemente pronunciar la frase "yo me
arrepiento". El arrepentimiento es un profundo sentimiento que nos hace
sentir dolor por algo que hicimos, dejamos de hacer, o
pensamos. Es algo que nos hace desear no haberlo hecho nunca; algo
que nos hace sentir que si volviéramos a vivir no haríamos
lo que hicimos.
Imaginemos que usted pudiera ver los sentimientos interiores de las personas.
Supongamos también que hoy usted observara en un pueblo que usted
visita, un grupo "A" de niños buenos y otro grupo "B", de niños
malos. Figurémonos que al cabo de dos años usted viene a vivir
con su familia a ese pueblo. No obstante, cuando vuelve a ver al grupo "A",
ve que esos niños ya no son buenos, se han convertido en niños
malos; sin embargo, el grupo "B", que antes estaba compuesto por niños
malos, han cambiado de manera de ser y ahora son niños buenos.
¿Cuál de los dos grupos permitiría usted que viniera
a jugar con sus hijitos? Por lógica, usted permitiría que
jugaran con el grupo "B", que ahora son buenos, aunque antes eran malos.
Usted no quisiera que vinieran a jugar los del grupo "A", que aunque antes
eran buenos, ahora son malos. Lo mismo hace Dios.
Por
eso lo que cuenta no es cómo fuimos, sino cómo somos. Por
eso Dios perdona al pecador arrepentido; al arrepentido de veras; no al que
pronuncia la frase "yo me arrepiento". Los perdona, porque Dios quiere que
cuando ocurra la resurrección, con sus hijos solamente haya
gente buena, gente que han cambiado el mal por el bien, tanto en sus acciones
como en sus pensamientos. Para eso vino Jesucristo, para pagar por los
pecados de los que de corazón se arrepienten.
Hay
tontos que dicen: "Si eso es así, yo sigo pecando, y cuando me vaya
a morir, me arrepiento". Eso no es arrepentimiento verdadero, eso es pronunciar
la frase "yo me arrepiento". El arrepentimiento verdadero se siente profundamente
en el corazón, y Dios lo conoce, a Él no se le puede engañar.
Por eso el arrepentimiento es importante, porque Dios no va a permitir
en lo adelante, que los que tienden al mal y los que tienden al bien, vivan
juntos, haciendo así sufrir de nuevo a sus hijos, a los que desean
proceder bien. Es indispensable separarlos: mantener a su lado a los que
tienden al bien, y enviar a todos los otros a otro lugar. Si quieren saber
algo más al respecto lean el artículo # 48 de este mismo
índice.