DIOS
RECOMPENSA Y CASTIGA, YA
Yo soy de opinión que
todo lo que se hace se paga; lo bueno y lo malo. Hay quienes creen
que, una vez salvados por
Jesucristo, ya la gracia impide todo
castigo. Lo más que llegan a admitir es que Dios nos azota como
método pedagógico no como
penalidad. Yo entiendo que usa ambas
cosas, unas veces una,
otras veces otra, y en ocasiones
ambas al mismo tiempo.
Sabiendo que el bien que cada
uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea
libre.
(Ef 6:8)
En
este pasaje vemos que por lo menos el bien que uno hiciere lo recibirá
del Señor, sea quien
fuere. En Ga
6:7 vemos que todo lo que el hombre
sembrare, eso también
segará. En ese caso se refiere tanto a lo bueno como a lo
malo. Y
esto está dicho después de la crucifixión; o
sea, que aún después del sacrificio de Jesús continuaba
vigente.
No os
engañéis, Dios no
puede ser burlado, que
todo lo que el hombre sembrare, eso
también
segará. (Ga
6:7)
En
I Co 11:29-32 vemos que a consecuencia
de los pecados de algunos
hermanos, éstos se hallaban enfermos y hasta habían muerto
(30). En el versículo 31
dice que si nos examinásemos para no cometer ese
pecado, no seríamos
juzgados, mas siendo juzgados
(32) somos castigados.
29
Porque el que come y bebe
indignamente, juicio come y bebe para
sí, no discerniendo el cuerpo del
Señor. 30
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos
duermen. 31 Que si nos
examinásemos a nosotros
mismos, cierto no seríamos
juzgados. 32 Mas siendo
juzgados,
somos castigados del
Señor, para que no seamos
condenados con el
mundo.
(I
Co 11:29-32)
Si el azote fuera sólo
pedagógico, no tendría que ser precedido por el
juicio. Si es precedido por un
juicio es que es algo punitivo.
Después, parece
hacer referencia a por qué
necesitamos que se nos castigue
aquí y ahora: para no ser condenados con el
mundo. Como que al mundo lo van
a condenar en la otra vida, es
evidente que Pablo quiere decir que nos la cobran aquí para que no
pase nuestra cuenta para
allá.
O sea, que sí
somos azotados punitivamente y no sólo pedagógicamente.
Las cosas malas que el cristiano hace después de su
conversión, las va a pagar
aquí; y se las van a cobrar
por justicia, no solamente por
pedagogía.
El pecado tiene consecuencias actuales
y eternas. Cristo murió por las eternas, pero las consecuencias
actuales no dejan de alcanzarnos.
Tú podrás creer que desde que te convertiste estás
inmune a la electricidad, y
podrás tener mucha fe en ello y
creerlo con
fuerza, pero en cuanto
la toques te convencerás de tu
error.
Claro, que si te empecinas podrás decir que lo que sentiste
no era electricidad; pero eso
no cambiará la realidad.
Así también cuando sufres los castigos de
Dios, puedes empecinarte en decir
que eso no es un castigo; pero
tal cosa no cambiará la
realidad.