EL
JOVEN RICO MINTIÓ; POR ESO CRISTO LE MANDA A VENDER SUS
POSESIONES.
Debemos
notar dos cosas en este pasaje: la primera es cuál es el tipo
de pregunta del joven rico: "¿qué bien haré
para tener la vida eterna?" La segunda cosa que debemos
notar es que el joven rico asegura que él siempre había cumplido
todos los mandamientos y que él amaba a su prójimo como a sí
mismo. Veamos.
"16
Y he
aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno,
¿qué bien haré
para
tener la vida
eterna?17
Y él
le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno
es
bueno sino uno, es a saber,
Dios. Si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos.
18
Dícele:
¿Cuáles? Y Jesús dijo: no mataras, no
adulterarás,
no hurtarás, no dirás
falso testimonio,
19
Honra
a tu padre y a tu madre.
y,
amarás a tu prójimo
como a ti mismo.
20
Dícele
el mancebo: Todo esto
guardé
desde mi
juventud; ¿qué más me falta?
21
Dícele
Jesús: Si quieres ser
perfecto,
anda, vende lo que tienes,
y da lo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y
ven, sígueme.
22
Y oyendo
el mancebo esta palabra, se fue triste, porque
tenía
muchas posesiones.
23
Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os
digo,
que un rico difícilmente
entrará en el reino de los cielos.
24
Mas os
digo, que
más liviano trabajo
es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un
rico en el reino de Dios.
25
Mas sus
discípulos, oyendo estas cosas,
se
espantaron en gran manera,
diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?
26
Y
mirándolos Jesús,
les dijo: Para con los hombres imposible es esto; mas para
con Dios todo es
posible."
( Mt 19: 16-26 )
El
joven rico quería obtener la vida eterna a través de un bien
que él hiciera, o sea, mediante sus obras; y conforme a esa pregunta
le respondió Jesús. Por eso no le dijo "Cree en mí
y serás salvo", sino que le dijo todo lo que podía hacer.
Al final, en el versículo 26 sin embargo, se dice cómo se puede
ser salvo, ya que Dios todo lo puede.
La pregunta del joven rico y la respuesta que Jesús
le da, tipifica el caso que se describe en Prv. 26: 4-5 donde se aconseja
cómo ha de responderse a un necio.
Si la actitud del joven rico no hubiera sido la de
ver cómo se podía ganar la salvación por sí
mismo, por las obras que hiciese, Jesús no le hubiera respondido
así. Efectivamente, para ganarse la salvación por sí
mismo no sólo tenía que cumplir todos los mandamientos sin
fallar ni un solo día, sino que tenía que dar sus bienes a
los pobres, a quienes él decía amar como a sí mismo.
Si hubiera sido verdad que él desde siempre había amado a su
prójimo como a sí mismo, no podía ser rico, porque ya
hubiera compartido su riqueza con los muchos hambrientos que había.
Nadie podía cumplir todos los mandamientos durante
toda su vida, a menos que fuera un ser perfecto, pero menos aún
podían cumplirlo los ricos. ¿Por qué?
Porque ellos además de cumplir todos los mandamientos durante toda
su vida, sin fallar un solo día, tenían que compartir sus riquezas
con los pobres para poder cumplir aquello de "amarás a tu prójimo
como a ti mismo". Por eso Jesús comenta lo del camello pasando
por el ojo de una aguja. Ni los pobres ni los ricos pueden entrar
por sus obras en la vida eterna; pero si al pobre le es imposible, al
rico le es doblemente imposible.
El joven rico le mintió a Cristo cuando le
afirmó que todos esos mandamientos los había guardado desde
siempre. Si eso hubiera sido así, ese joven hubiera sido
el único hombre perfecto que ha existido. También le
estaba mintiendo cuando aseguraba que amaba a su prójimo como a sí
mismo. Parece que Jesús, para demostrarle que él no estaba
cumpliendo lo de amarás a tu prójimo como a ti mismo, le dijo
que vendiera todo lo que tenía.