La ignorancia de la Ley de Dios no es excusa para pecar contra ella. El siervo que ignoraba la voluntad de su amo será azotado poco, pero aún así será azotado

    Al leer Lv 4:13 nos percatamos de que aunque una persona ignore la comisión de un pecado, no por eso deja de ser culpable. Es decir, si una persona comete un pecado sin saber que eso es pecado, aún así es culpable.

 

    Y si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el negocio estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables (Lv 4:13)

    Esté o no consciente de que lo que estaba haciendo era pecado, si el acto por él realizado era pecaminoso, él será culpable. Como vemos, no existe para el pecado la excusa de la ignorancia. Nuestro deber es averiguar, indagar por el Ser Supremo para ver si de alguna manera, aunque sea palpando, le hallamos. Nuestra obligación es indagar por Sus leyes, tratar de averiguar las reglas antes de actuar. Si por darle poca importancia a Dios y Sus reglamentaciones, no las averiguamos, no las conocemos, y actuamos contra ellas, ese es problema nuestro. En Levítico 4:27-28 y 5:17 se expresa la misma idea. Veamos.

 

    Y si alguna persona del común del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere (Lv 4:27)

 

    Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas,  es culpable, y llevará su pecado.”   (Lv 5:17)

    Bien es verdad que el que ignora de buena fe tiene cierta circunstancia atenuante, pero nunca eximente. Esto se comprueba en Lc 12:47-48, donde el mismo Señor Jesucristo dice que el siervo que no entendió, y por no haber entendido hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco. Es decir, que al que sabía que lo que estaba haciendo era malo, y aún así lo hacía, le darán muchos azotes; mientras que al que sinceramente desconocía, le darán pocos azotes, no tantos como al que sí conocía; pero también lo azotarán. Se ve claramente que la ignorancia es una atenuante, pero no una eximente. (Atenuante significa que disminuye el castigo; eximente que lo anula completamente).

 

    Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho. Mas el que no entendió, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.” (Lc 12:47-48)

    Concretando, la ignorancia de buena fe, de los mandamientos de Dios no libra a nadie de la penalidad por transgredirlos, lo más que hace es disminuirle esa penalidad.

Sépanlo así los inconversos que tratan de no aprender de Dios para después alegar ignorancia, así como los convertidos que no quieren indagar mucho sobre si se debe o no cumplir los mandamientos de Dios, con la esperanza de poder alegar ignorancia de buena fe.

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