JUDÍOS: EL MESÍAS ENTRARÍA EN AQUEL TEMPLO Y TENDRÍA UN PRECURSOR.

 

            Este versículo nos dice que Dios enviaría un mensajero a preparar el camino, y que luego de eso vendría a su Templo el Señor a quien buscaban los judíos, el ángel del pacto, a quien ellos deseaban.

 

       He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y luego vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”    ( Mlq 3: 1 )

            A juzgar por lo aquí profetizado se enviaría un mensajero previo, y luego el Mesías entraría personalmente en aquel Templo, no en otro. Todos sabemos que Juan el Bautista, con el espíritu y la virtud de Elías, precedió a Jesús, preparando a las masas, para el advenimiento de Jesús, masas que por siglos no habían visto un profeta.

            ¿Qué otro ser de estatura mesiánica entró en aquel Templo y fue precedido por un potente mensajero como Juan el Bautista? Ningún otro. Por lo tanto, si Jesús no es el Mesías como opina la mayoría de los judíos, entonces esta profecía falló miserablemente, cosa ridícula, absurda e increíble para un judío creyente.

            ¿Quién otro, fuera de Cristo,  ha penetrado en aquel Templo,  ha sido precedido en su ministerio por un mensajero precursor de la talla de Juan Bautista, y  además  reúne en su persona las características y circunstancias que según se anuncia en toda la Escritura, iban a acompañar al Mesías?

            Todo esto concuerda con, y aclara lo, dicho en Hg 2:6-9, que el Mesías iba a entrar en aquel templo, por lo cual la gloria de ese Templo iba a ser mayor que la del primero que tuvo más riquezas. Siendo como fue el Segundo Templo, de menos importancia desde el punto de vista humano y con menos riquezas que el anterior, solamente se le puede atribuir mayor gloria (como dice Hg 2: 6-9) porque lo visite el Deseado de todas las gentes y el Señor a quien vosotros buscáis”.

Por eso Dios dice en Hg 2:8 Mía es la plata, y mío el oro”, como diciendo: si quisiera llenar de oro y plata este Segundo Templo no me costaría trabajo alguno; pero no será así, su mayor gloria consistirá en recibir al Mesías.

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