Eso
de ojo por ojo era una guía para los jueces, pero los
fariseos lo tergiversaron
Muchos de los que leen el Nuevo
Testamento, cuando llegan a Mt
5:38
entienden, de lo allí
escrito, que en alguna ocasión
Dios mandó en el Antiguo Testamento a odiar a nuestros semejantes
y a cobrarles ojo por
ojo todo lo que nos
hagan. Pero que
ahora
Cristo desautorizaba lo dicho por
Dios, y le enmendaba la plana
al Padre.
¡Absurdo!
Oísteis que fue dicho
a los antiguos: ojo por ojo y diente por
diente.
(Mt 5:38)
Lo primero en lo que deben
fijarse es en que Cristo no dice que Dios dijo; sino que fue
dicho a los antiguos, sin decir quién fue el que lo
dijo. Posiblemente el mandamiento
que para guiar a los jueces Dios
estableció, fue torcido
por el pueblo para justificar sus odios
personales,
convirtiéndolo en un refrán
popular.
En ningún lugar del
Antiguo Testamento Dios manda tal cosa. Lo que más se le parece
es Lev
24:15-20, Ex 21:24 y Dt
19:21.
En estos tres pasajes se les ordena
a los jueces que a la hora
de hacer justicia, (no para sus contiendas
personales), utilicen la norma de ojo por
ojo, si no tienen ninguna ley divina al
respecto.
Si leemos el primer pasaje
comenzando en el versículo 15 veremos que se está instruyendo
sobre las condenas que deben imponerse por los diversos
delitos: blasfemia,
homicidio, daños y
lesiones. Y al llegar a las lesiones es
cuando, como generalizando,
les dice ...rotura por
rotura, ojo por
ojo...., y así continúa hasta terminar el
20.
15
Y a los hijos de Israel
hablarás, diciendo: Cualquiera
que maldijere a su Dios, llevará
su iniquidad.
16
Y el que blasfemare el nombre de
Jehová, ha de ser muerto;
toda la congregación lo
apedreará; así el
extranjero como el natural, si
blasfemare el Nombre, que
muera.
17
Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera
persona, que sufra la
muerte.
18
Y el que hiere a algún animal ha de restituirlo animal por
animal.
19
Y el que causare lesión
en su prójimo, según hizo, así le sea hecho.
20
Rotura por rotura, ojo
por ojo, diente por diente; según la lesión que
habrá hecho a otro, tal se hará a
él. (Lev
24:15-20)
Como vemos, aquí
de lo que se habla es de una norma a seguir para los
jueces; pero parece que los
judíos tergiversaron aquello y comenzaron a justificarse en sus
odios, alegando ese
pasaje.
El segundo pasaje que pudo
dar origen a ese refrán popular también se refiere a lo que
deben hacer los jueces.
Veamos.
22
Si algunos riñeren,
e hiriesen a mujer preñada,
y ésta abortare, pero sin
haber muerte, será penado
conforme a lo que le impusiere el marido de la mujer y juzgaren los
árbitros.
23
Mas si hubiere muerte, entonces
pagarás vida por vida,
24
ojo por
ojo, diente por diente,
mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida,
golpe por
golpe.
(Ex 21:22-25)
En el pasaje anterior vimos de nuevo que eso de
ojo por
ojo no se les dijo a los
creyentes para que lo usaran en sus personales odios y
pendencias, sino para que los
jueces tuvieran una guía al
actuar. Otro tanto veremos a
continuación en Dt
19:21.
16
Cuando se levantare
testigo
falso contra
alguno, para testificar contra
él rebelión,
17 entonces los dos hombres litigantes se presentarán delante
de Jehová, delante de los
sacerdotes y jueces que fueren en aquellos
días.
18
Y los
jueces inquirirán
bien, y si pareciere ser aquél testigo
falso, que testificó falsamente
contra su hermano,
19
haréis a él
como él pensó hacer a su
hermano; y quitarás
el mal de en medio de ti.
20
Y los que quedaren
oirán, y
temerán, y no volverán
más a hacer una mala cosa como
ésta, en medio de
ti.
21
Y no perdonará
tu ojo, vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano, pie por
pie.
(Dt
19:16-21)
Como hemos visto en todos estos
pasajes, cada vez que se menciona
lo de ojo por
ojo, se refiere a cómo
tienen que castigar los jueces a los
delincuentes, no era una norma para atizar el odio
personal. Cuando se le hacía daño a una
persona, ésta tenía
derecho a no acusar, a perdonar
si así lo deseaba. Pero
cuando esa misma persona era juez y alguien le traía su
caso, como juez él tenía que actuar de acuerdo a la
norma establecida en este pasaje:
ojo por ojo.
No vamos a pensar que Cristo abolió los
jueces, los juzgados y la
policía, cuando dijo que
eso de ojo por ojo, que decían
los antiguos, no debía
ser norma de conducta personal;
nada más lejos de la
realidad.
Si solamente leyéramos el Nuevo
Testamento, nos creeríamos
que eso que fue dicho a
los antiguos, era en realidad
un mandamiento de Dios para el comportamiento de los
creyentes. Sin
embargo, si leemos también el Antiguo
Testamento, aprendemos que eso
era una norma para los jueces hacer
justicia.
Hay que leer toda la Biblia
por igual, si no lo hacemos no sabremos interpretar bien las
Escrituras.
Por eso hay tantos disparates presentados
como doctrinas cristianas.