Oseas no
fornicó ni adulteró
"El principio
de la palabra de Jehová con Oseas. Y dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una
mujer fornicaria, e hijos de fornicaciones: porque la tierra se dará
a fornicar apartándose de Jehová."
( Os 1: 2 )
Algo
que ayuda a probar esto, es el hecho de que en este mismo versículo Dios no
sólo manda a que tome una mujer fornicaria, sino también hijos producto de las
fornicaciones ya cometidas por su entonces futura esposa. Si eran
hijos de fornicaciones, no eran hijos de Oseas. Claro que esto se refiere a
los hijos que ya ella traía; pero es el caso, que los hijos que esta mujer tuvo
después de estar como esposa legal de Oseas, fueron también hijos de
fornicaciones, Oseas no era su padre biológico, no eran hijos de él por
naturaleza, sino por convención, porque él, legalmente, era el esposo de
ella. Eso se ve claramente en 2:2 donde Oseas dice que él no es su marido, señal
que no se acostó con ella. También en 2: 4, donde Oseas declara que esos
muchachos son hijos de fornicaciones, no hijos de él. Oseas no tuvo contacto
sexual con esa mujer. Si lo hubiera tenido no hubiera podido asegurar que
Lo-Ammi y Lo-Ruhama, no era hijos de él, como asegura en 2:4.
"2
Pleitead con
vuestra madre, pleitead; porque ella no es mi mujer, ni yo su
marido; quite pues sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios
de entre sus
pechos; 3 No sea que yo la despoje
desnuda, y la haga tornar como el día en que
nació, y
la ponga como un desierto, y la deje como tierra seca, y la mate de sed.
4 Ni tendré misericordia de sus
hijos: porque son hijos de fornicaciones."
(Oseas 2: 2- 4 )
Todo
esto se reafirma al analizar que aquello Oseas lo hacía para hacer un símil
viviente, para imitar la forma en que los israelitas se portaban respecto a
Dios. Por eso, tanto los israelitas respecto a Dios como Lo-Ammi y Lo-Ruhama
respecto a Oseas, tenían que ser hijos ajenos. Si los "hijos" de
Oseas no fueran ajenos, si Oseas fuera su padre biológico, el símil no era
correcto, el símil no se habría realizado. Para que este símil fuera válido
tenía que existir paralelismo entre la no paternidad de Dios respecto Israel y
Judá, y la no paternidad de Oseas respecto a Lo-Ammi y Lo-Ruhama, que se
suponían hijos de él, porque su esposa los tuvo estando casada con Oseas.
Si el profeta se hubiera acostado con esa mujer, él no
hubiera podido saber si Lo-Ruhama y Lo-Ammi eran hijos de él o hijos de
fornicaciones; y por lo tanto, no la hubiera podido acusar de fornicaria ni
hubiera podido decir que esos no eran hijos suyos ni hubiera podido haber
parábola o símil. Haberla acusado de adúltera o fornicaria si hubiera tenido relaciones
sexuales con él, habría sido calumniarla. El mismo nombre simbólico que
Oseas le da al niño, Lo-Ammi, que significaba "no pueblo mío", nos
hace ver que no era su hijo ( 1: 9 ).
Con más claridad aún se ve en 3:1-3, en que en un segundo
matrimonio simbólico, el mismo Oseas explica cómo iban a ser las relaciones
entre él y la mujer que en ese momento tomaba por esposa.
"1Y díjome otra vez Jehová: Ve,
ama una mujer amada de su compañero, aunque
adúltera, como el amor de Jehová
para con los hijos de Israel; los cuales miran a
dioses ajenos, y aman frascos de
vino. 2
Comprela entonces para mí por quince
dineros de plata, y un homer y
medio de cebada; 3 Y díjele: Tú estarás por mía
muchos días: no fornicarás, ni
tomarás otro varón; ni tampoco yo vendré a ti."
( Os 3:1-3 )
Es
lógico pensar que el procedimiento utilizado en este segundo matrimonio, haya
sido idéntico al del primero. En el versículo 2 se explica cómo él toma
posesión de aquella mujer como cosa propia, y en el 3 expresa diáfanamente en
qué forma Oseas cumpliría con el símil: "tú estarás por mía...".
"..ni tampoco yo vendré a ti". En este segundo símil se aclara
mejor todo; la mujer iba a ser de su absoluta propiedad, pero él no tendría
relaciones maritales con ella. Es común en la Biblia hallar cómo un pasaje
posterior da mayor claridad a uno que no entendimos claramente. Eso mismo
ocurre en estos dos pasajes, el segundo aclara al primero. Oseas, ni fornicó
en el primer caso ni adulteró en el segundo.
No es lógico pensar que Dios haya mandado a un profeta a
fornicar y adulterar. Cuando en Ezq 4:12-15 Dios manda al profeta a hacer
un símil, le concede a éste que cambie a estiércol de bueyes en lugar de
estiércol humano. ¿Por qué en una cosa de mucho mayor importancia no iba Dios a
conceder una sustitución aceptable para la parábola, tratando de hacer algo
peor aún que lo que se le proponía a Ezequiel?.
No tome nadie oportunidad en el caso de Oseas, torciéndolo,
para justificar sus fornicaciones voluntarias o su falta de energía en rechazar
la concupiscencia que le esclaviza para mantenerse como marido consentidor.
Si Dios no tienta a nadie, mucho menos le va a ordenar
alguien que peque. En Stg 1: 13-14 vemos bien claramente esta doctrina. No
es lógico pensar que Dios le ordene a su siervo hacer algo que Él ha prohibido
por considerarlo pecado.
"13 Cuando alguno es tentado, no
diga que es tentado de Dios; porque Dios no puede ser
tentado de los malos, ni Él tienta a alguno;14 sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado." ( Stg 1:13-14 )
Se
llama "tentación" a la acción de ponerle en la mente a una persona la
idea de que cometa un pecado. Es lógico pensar que si Dios no tienta al
humano, mucho menos le va a ordenar que peque. Si no está en la
naturaleza de Dios el ponerle al humano en la mente el cometer un pecado, mucho
menos va Él a ordenarle que lo cometa. Ese es el caso de Oseas.
¿Cree alguno que Dios ordenaría a un cristiano que adore una
imagen de Buda o una imagen del Diablo? ¿Cree alguien que Dios va a ordenar a
un cristiano que asesine y robe a una ancianita para que le dé el dinero a la
iglesia; o que le va a ordenar que calumnie a la mujer de su mejor amigo
diciendo que la vio acostada con su jefe? Si ustedes no aceptarían que
alguien les dijera que Dios les había ordenado tales cosas, ¿por qué van a
aceptar que alguien les diga que Dios ordenó a Oseas que fornicara y
adulterara?
Es bueno explicar este pasaje a los hermanos para que no
tengan una torcida interpretación de él; y mucho menos una torcida
concepción del carácter de Dios.