El
paleontólogo y el
esqueleto
El
profesor de paleontología de cierta universidad decidió dar
una clase práctica a sus alumnos en el mismo sitio donde ya él
tenía parcialmente desenterrado el esqueleto de un pequeño
dinosaurio. Muchos estudiantes de pelo largo y muchas alumnas deseosas
de aprender, le estaban prestando una indivisible atención al profesor,
a medida que él explicaba las técnicas seguidas en su
excavación.
De
pronto uno de los estudiantes alzó la voz y dijo: "Profesor, ese no
es un verdadero esqueleto. Eso es simplemente una formación
calcárea debida a la erosión del agua sobre la piedra a
través de millones y millones de años." Algunos estudiantes
exclamaron: "¡Eso no puede ser!", y otros dijeron "¡Tal vez tiene
razón!".
El
profesor, que no podía disimular su indignación ante lo que
consideraba un atrevimiento y una estupidez de su estudiante, le
respondió: "Estos huesos, aunque no han sido 100 % bien preservados,
tienen muchos detalles y características que nos hacen ver que no
pueden haber sido el producto de la casualidad y la erosión. Observe
este fémur; su epífisis muestra una superficie perfectamente
formada para constituir una coyuntura con el próximo hueso.
Las apófisis y otros puntos de inserción para los tendones
y músculos nos hace ver que hubo carne. Los canales de
nutrición del hueso, que usted mismo puede observar, nos hablan de
algo organizado, no de la casualidad de la erosión a través
del tiempo. Lo que aquí observamos es algo demasiado complejo
y bien organizado para que haya sido formado por casualidad debido a la
erosión del agua. Pensar así es pura estupidez."
El
estudiante que había arrojado dudas sobre si los huesos eran producto
de la erosión o no, pidió permiso para responder, y dijo:
"Profesor, hace un par de semanas usted nos dijo que no solamente los esqueletos,
sino el cuerpo entero de los dinosaurios, que es mucho más complicado
que su esqueleto, se había formado por casualidad, a través
de millones y millones de años, gracias a la evolución. Hoy
yo enarbolo el mismo argumento que usted me enseñó entonces,
y usted lo rechaza y lo califica de pura estupidez. El animal entero
tiene más detalles y características que los que tiene ese
esqueleto, y es mucho más complejo que estos huesos secos; sin embargo,
usted me quiere hacer creer a mí y a todos nosotros que los dinosaurios
se formaron por casualidad, a la suerte, a través de millones y millones
de años. Según usted, los huesos que nos está
mostrando no pudieron ser formados por casualidad, pero el animal entero,
con ojos, cerebro, corazón, arterias, estómago, etc., sí
pudo haberse formado por casualidad. Yo no veo lógica ni ciencia
en todo esto, sino solamente dogmatismo cientificoide."
"El
problema - dijo el profesor - es que usted es un fanático religioso
que no puede entender la ciencia."
"No,
profesor - replicó el estudiante - yo estoy aplicando los mismos
argumentos y raciocinio que usted usó para explicar el origen de los
animales. Si esos argumentos no son científicos, o si son pura
estupidez, no es mi culpa, yo los aprendí en su clase de
paleontología."
Esa
es la pura verdad. Los mismos argumentos y "razonamientos" que algunos usan
para negar la creación de Dios, son buenos para negar sus propias
hipótesis evolucionistas sobre el origen de la vida. En estos casos
se puede aplicar lo que dijo Nuestro Señor Jesucristo:
"Por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás
condenado"
( Mt 12: 37 )