La Pena de Muerte no va a evitar que un condenado se pueda salvar

    Hay veces que Dios quiere hacer excepciones con personas comprendidas dentro de la descripción de lo que el humano debe destruir; y cuando tal es el caso, Dios siempre halla cómo hacerlo sin que nosotros modifiquemos la norma de comportamiento dada por Dios.

 

    19 No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel. Sacados los heveos que moraban en Gabaón, todo lo tomaron por guerra. 20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, antes fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.”                     (Jos 11:19-20)

    Todos los habitantes de la región conquistada por Josué, debían ser exterminados. Sin embargo, como que por algún motivo los gabaonitas debían ser perdonados (tal vez para darles oportunidad para conocer la religión, sabiendo Dios que muchos o algunos de ellos la aceptarían) como que debían ser perdonados, repito, pero sin debilitar por ello la orden de exterminio general, Dios apeló a otro medio.

    La orden de exterminio general era muy rigurosa, y a pesar de serlo, el pueblo la descumplió para su mal como se ve en Jue 2:1-3. Dios hizo mucho, pero mucho énfasis en el exterminio de aquella gente, y tal vez por eso no quería debilitar la fuerza de la orden, haciendo excepciones. En su lugar, y para alcanzar el mismo fin (y eso es una figuración mía) le permitió a los gabaonitas usar la astucia suficiente para librarse de la muerte, sin que los hebreos pudieran pensar en un debilitamiento de la orden de exterminio total. Así las cosas, los hebreos no tuvieron que modificar la norma de conducta prescrita por Dios, y los gabaonitas pudieron salvarse como Dios quería.

    Algo semejante sucede con los condenables a muerte. El humano tiene que obedecer los mandamientos de Dios sobre el castigo del homicidio; si hay que hacer una excepción, el que la hace es Dios, no nosotros.

    Hay cristianos que a pesar de que la Palabra de Dios ordena la ejecución de los asesinos, pretenden enmendarle la plana a Dios condenándolos a cárcel. Razonan ellos (si a eso se le puede llamar razonar) que a lo mejor ese asesino se arrepiente y busca a Dios en el futuro, y que por eso es mejor dejarlo vivir. Dios, que conoce mejor que todos nosotros lo que hay que hacer, nos mandó a ejecutarlos, y eso es lo que se debe hacer. Si algún asesino tiene oportunidad de arrepentirse y salvarse en el futuro, ya Dios hará que las circunstancias lo protejan. Pudiera darle la suficiente inteligencia o astucia para que no se descubra su crimen, o para que pueda escapar a la acción de la justicia aún si lo descubren. Pero esa excepción la va a hacer Dios, que es el que sabe y tiene derecho; no yo, que ni sé ni tengo derecho a modificar lo que Dios manda.

    Si un asesino cae en las manos de la ley es porque Dios permitió o provocó que cayera; y si lo permitió es porque considera que debe hacerse con él lo que Él mismo ordena: ejecutarlo. Si Dios quisiera que lo metieran en prisión en vez de ejecutarlo, no modificaría Su mandamiento, sino que haría que se le descubriera el robo que hizo, y no el asesinato cometió. Son muy necios los que salen a modificar los mandamientos de Dios para "ayudar" a Dios o al prójimo. Si se siguieran los mandamientos de Dios y no los de las mafias internacionales, los de los abogados criminalistas, los de los sicólogos y los de los cristianos errados, no habría tanto crimen en los países.

    Con todo esto que he dicho no pretendo hacerles pensar a ustedes que todo asesino que no es descubierto o condenado a muerte, es porque va a salvarse. Son muchas las razones que pueden provocar tal injusticia. Las razones pueden ser meramente humanas. Dios le da al hombre, a la sociedad y a las autoridades, cierta autonomía de comportamiento. Les dice lo que deben hacer, pero no los obliga a hacerlo……ya en su oportunidad les pasará la cuenta a todos y cada uno de los culpables de que aquello no se hiciera.

Aparte de esto, vemos en el versículo 20, que a los que Dios deseaba destruirlos en vez de permitirles usar astucia, como a los gabaonitas, los endurecía como a Faraón. Para entender la dinámica y la justicia del endurecimiento de Faraón sin alterar su libre albedrío, ver la nota bíblica # 4 en esta misma sección.

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