No
todo lo que dice un personaje bíblico es revelación, hay que
discernir
Nathán
el profeta le dijo a David algo que no era revelación, sino su
opinión personal
Es importante percatarnos de que no todo lo que un personaje bíblico
dice, debe tomarse como revelación o como enseñanza
divina. Hay que aplicar el sentido
común, y sobre todo ver
si lo que ese personaje bíblico dice en ese
momento, concuerda con lo dicho en el resto de la
Biblia.
No todo lo que digan los profetas actuales (si es que los hay) tiene
que ser palabra de Dios. Ni siquiera
todo lo que decían o aconsejaban los verdaderos profetas de la
antigüedad era mensaje
divino, como se ve en el caso
Nathán.
En el versículo 3 vemos que Nathán aconseja a David
seguir el impulso de su corazón y dedicarse a construir el Templo
de Dios. Cualquiera hubiera pensado
que viniendo de un profeta tal
consejo, era una confirmación
divina de los deseos de David.
Sin embargo, vemos más
adelante, en los versículos
12-13, cómo el mismo profeta
Nathán, esta vez por
revelación de Dios, le
advierte a David que no va a ser él el que edifique el
Templo, sino su hijo que reinará
en lugar suyo. Aunque Nathán
era sincero, estaba sinceramente equivocado. Ser sincero un pastor o consejero
no garantiza nada. Sólo sirve para que sepamos que no quiso
hacernos daño con lo que nos
dijo.
1
Y aconteció
que, estando ya el rey asentado
en su casa, después que
Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en
derredor,
2
dijo el rey
al profeta Nathán: Mira
ahora, yo moro en edificios de
cedro, y el arca de Dios está
entre cortinas.
3
Y Nathán dijo al rey:
Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que Jehová
es
contigo.
(II Sam
7:1-3)
12
Y cuando tus días fueren
cumplidos, y durmieres con tus
padres, yo estableceré
tu simiente después de
ti, la cual procederá de tus
entrañas, y aseguraré
su reino.
13
Él edificará
casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino.
(II
Sam 7:12-13)
Más claramente aún se advierte este caso en I Cr
17:1-4,
donde se ve que en el versículo
2, Nathán le dice a David
que haga todo lo que tiene en su
corazón, porque Dios es
con él, sin
embargo, dos versículos más adelante Dios le dice lo contrario
a Nathán, ordenándole
que diga a David que él no
iba a construir el Templo. Esto vuelve a reafirmarse en I Cr
22:7-10.
1
Y aconteció
que morando David en su casa,
dijo David al profeta
Nathán: He aquí
yo habito en casa de cedro, y
el arca del pacto de Jehová debajo de
cortinas.
2
Y Nathán
dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque
Dios es
contigo.
3
En aquella misma
noche fue palabra de Dios a Nathán,
diciendo:
4
Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová:
Tú no me edificarás casa en que
habite.
(I Cr 17:1-4)
Como vemos, lo que a priori cualquiera hubiera tomado como venido
de Dios, porque lo decía un
profeta, no era palabra ni consejo
de Dios, sino palabra y consejo
de un profeta, que aunque era
un buen hombre y estaba bajo la influencia del Espíritu
Santo,
no por eso había que tomar todas sus palabras como venidas
del Cielo. Cuando él le aconsejó a David que siguiera los
impulsos de su corazón,
estaba equivocado. Si eso era
así con profetas como
Nathán, que
evidentemente era
profeta, cómo vamos a creer
con los ojos cerrados que todo lo que diga un
pastor, o uno que se llame a sí mismo
inspirado, tiene que ser palabra
de Dios. Por muy sincero que
sea, puede estar sinceramente
equivocado. Hay que saber
discernir.