Cómo
entender más fácilmente el Sermón
Profético
A poco que se analice
el capítulo 24 de Mateo se va a notar que consta de seis
secciones:
Primera
sección,
los versículos 1-2, en
la que se habla específicamente de la destrucción del Templo
única y exclusivamente.
Segunda
sección,
versículo 3, en donde los
discípulos le hacen a Jesús las tres preguntas que Cristo luego
va a contestar en ese mismo orden.
Tercera
sección,
versículos 4-6 dónde Jesús da respuesta a la primera
pregunta, la que se refiere a
la destrucción del Templo,
y además les vaticina muy sucintamente lo que iba a ocurrir en la
era apostólica.
Cuarta
sección,
versículos 7-14, donde
responde a la segunda y tercera
preguntas, haciendo una breve
y concisa reseña de los hechos que iban a acontecer en la época
ya cercana al fin del mundo, desde las guerras mundiales hasta la Segunda
Venida.
Quinta
sección,
versículos 15-34, en la
que detalla el lapso comprendido entre la aparición de la
Abominación de asolamiento y la Segunda
Venida.
Sexta
sección,
versículos 35-51, en donde
describe cómo sucederán ciertas cosas durante la Segunda
Venida, y pone símiles
y hace admoniciones sobre cómo comportarse en aquél
tiempo, y cómo va ser
éste. Analicemos las distintas
secciones.
La primera
sección
(Mt 24:1-2)
evidentemente se refiere al pasado, puesto que solamente habla
de la destrucción del
Templo, ocurrida en el año
70 de nuestra era. En otros
pasajes, como Lucas
19:43-44, también Jesús mencionó esta destrucción
del Templo, que en aquel momento
estaba aún en el futuro.
Es de notarse, sin embargo, que
en el episodio narrado en el antes
mencionado pasaje de Lucas, Jesús no se halla
hablándole a los discípulos en el
Templo ni en el Monte de los
Olivos, sino que se trata de otra
ocasión diferente de la del Sermón
Profético. Se trata de
la entrada en Jerusalem el Domingo de
Ramos. No
obstante, la profecía respecto
al Templo es la misma, pero en
ella,
además, da la razón para
que la destrucción ocurriera, a saber: que no conocieron el tiempo
de su visitación.
Porque vendrán días sobre
ti, que tus enemigos te cercarán con
baluarte, y te pondrán
cerco, y de todas partes te
pondrán en estrecho, y
te derribarán a tierra,
y a tus hijos dentro de ti; y
no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no
conociste el tiempo de tu
visitación.
(Lc 19:43- 44)
Como se ve, Cristo liga en este pasaje de
Lucas, la destrucción de Jerusalem y el Templo a las acciones
perversas de aquella
generación.
Por lo tanto, es lógico pensar
que la destrucción anunciada en ese momento ocurriría a aquella
generación, en aquella época apostólica. Es
decir, que es cosa del
pasado, no del presente ni del
futuro.
Para que una tercera
persona, ajena a una
conversación, entienda
cabalmente la respuesta que alguien da a su
interlocutor, es necesario que
primero atienda a la pregunta de éste
y, si es
posible, que se percate del ambiente físico y psicológico
de la conversación, sin
llegar a ridículas exageraciones que siempre conducen a
error. Hagámoslo así con este capítulo y esta
conversación.
Después que Jesús acabó de denunciar a los escribas
y fariseos, en sus propias
caras, sus
hipocresías,
maldades,
etc., (capítulo
23), se retiraba del
Templo, a la vez que
sus discípulos, al parecer
como quienes comentaban la majestuosidad de aquella arquitectura, le
señalaban los edificios (Mt
24:1).
Digo que los discípulos hablaban llenos de admiración por aquella
arquitectura, porque eso se ve
claramente en Mr 13:1 donde uno
de sus discípulos menciona tal cosa al
decir:
Maestro, mira qué
piedras, y qué
edificios.
Respondiendo a esas palabras de los
discípulos,
Jesús,
refiriéndose, evidentemente,
a los edificios que le alababan, dijo que no quedaría allí
piedra sobre piedra, vaticinando
así en forma muy general y
escueta, la total destrucción de aquel Templo (versículo
2). Era este Templo algo que los
judíos creían que constituía un seguro contra castigos
divinos, dado que Dios no iba
a permitir (creían ellos) que Su Templo fuera
destruido. Ver Jer
7:3- 4, donde constatamos
que los judíos tenían esa
creencia.
1
Y salido
Jesús, se iba del
Templo, y se llegaron sus
discípulos, para mostrarle
los edificios del Templo.
2
Y
respondiendo él, les
dijo: ¿Veis todo
esto? de cierto os
digo, que no será dejada aquí piedra sobre
piedra, que no sea
destruida. (Primera
sección, Mt
24:1-2)
Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de
Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras
obras, y os haré morar en este
lugar. No fiéis en palabras de
mentira, diciendo:
Templo de Jehová, Templo de
Jehová, Templo de Jehová es
éste.
(Jer
7:3-4)
Después de hacerles conocer la futura destrucción del
Templo, siguió Jesús
caminando, y al llegar al Monte de los Olivos se
sentó;
y cuatro de sus discípulos,
haciendo un aparte con él, le hicieron tres
preguntas:
a)
¿Cuándo serán
estas cosas? Al decir
estas
cosas se estaban refiriendo sin duda alguna a lo que Jesús
les había acabado de
hablar, o sea lo de la
destrucción del Templo. Luego le hacen otras dos preguntas sobre cosas que Jesús
no había mencionado, pero
que a ellos les interesaba, que
son las siguientes:
b) ¿Qué
señal habrá de tu Segunda
Venida?; y c)
¿Qué señal
habrá del fin de mundo?
Las respuestas a estas tres
preguntas, y en ese mismo
orden, es lo que hay que esperar
de Jesús.
Ahora bien, fíjense que el sermón profético no fue
público, sino que sólo
le habló a Pedro,
Jacobo, Juan y Andrés como
se ve en Mr
13:3.
Y
sentándose en el monte de las Olivas delante del
Templo, le preguntaron
aparte Pedro y Jacobo y Juan
y
Andrés.
En
resumen: la primera sección comprende solamente lo que Jesús
dijo sobre la destrucción del
Templo, lo cual fue lo que
motivó las tres preguntas de que
hablamos.
La
segunda
sección
(Mt 24:3) se limita a mencionar las tres preguntas que los discípulos
le hacen a Jesús, no requiere
explicación alguna, salvo
tenerlas en cuenta para poder entender las
respuestas.
Y sentándose él en el monte de las
Olivas, se llegaron a él
los discípulos
aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo
serán estas cosas, y qué señal habrá de
tu venida, y del fin del
mundo?
(Segunda sección,
Mt 24: 3)
Analicemos juntas la
tercera y la cuarta sección para facilitar el estudio.
La tercera
sección
(Mt
24:4-6)
y
La cuarta
sección
(Mt 24:7-14)
La tercera sección se refiere a la época
apostólica; y la que le
sigue, la
cuarta, se refiere a la actualidad
y al futuro. Vamos ahora a demostrar
que estos dos períodos,
los correspondientes a la tercera y la cuarta
sección, son diferentes;
y vamos a darnos cuenta de que hay
un salto de siglos entre el versículo 6 y el 7. Para pensar que
se trata de dos períodos diferentes de la
historia, me baso en cinco
argumentos.
Primer argumento de la 3ra y
4ta sección. Habiendo Jesús
hablado en el versículo seis de
guerras, no es lógico que
en el siete vuelva a hablar de las mismas guerras que ya
mencionó.
Segundo argumento de la 3ra y
4ta sección. Esta tercera sección
que estamos analizando termina con el versículo
seis. En ese versículo Cristo habla de guerras y rumores de
guerras, diciendo a los
discípulos que no debían turbarse por
ello, puesto que aquello aún no era el
fin. Si aún no
era el fin es porque ese período de guerras del que habla en el
seis, no llegaría hasta la Segunda Venida.
Sin embargo, cuando se lee el siguiente
versículo, el siete, que es
el comienzo de la cuarta
sección, se nota que los
acontecimientos allí narrados se suceden de continuo hasta llegar
al fin.
Es decir, que el período comenzado
con las guerras narradas en el siete (cuarta sección) sí
llega al final; pero el comenzado en el versículo cuatro y terminado
en el seis (tercera sección)
no llega hasta el
final. Está claro que son
dos períodos diferentes. Veamos.
4
Y respondiendo
Jesús, les
dijo: Mirad que nadie os
engañe,
5
porque vendrán
muchos en mi nombre,
diciendo: Yo soy el
Cristo; y a muchos
engañarán.
6
Y oiréis
guerras, y rumores de
guerras; mirad que no
os turbéis; porque es menester
que todo esto acontezca;
mas aún no es el
fin.
(Tercera sección,
Mt 24:4-6 )
7
Porque
se levantará nación
contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestilencias, y
hambres, y terremotos por
los lugares.
8
Y
todas estas cosas,
principio de dolores.
9
Entonces
os entregarán para ser
afligidos, y os
matarán; y seréis
aborrecidos de todas las gentes
por causa de mi nombre.
10
Y muchos entonces serán
escandalizados; y se entregarán unos a
otros, y unos a otros se
aborrecerán.
11
Y
muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a
muchos.
12
Y por haberse multiplicado la
maldad, la caridad de muchos se
resfriará.
13
Mas el que
perseverare hasta el
fin, éste
será salvo.
14
Y será predicado este
evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los
gentiles;
y entonces vendrá el
fin.
( Cuarta
sección, Mt
24:7-14)
Tercer argumento de la 3ra y
4ta sección. En el versículo
6 se narra un tipo de guerra local,
más bien sediciones y levantamientos; pero al pasar al versículo
7, se menciona otro tipo de
guerra; una en que
se levantaría nación contra nación y reino contra
reino. Eso solamente lo registra la historia en el siglo 20, con las dos
guerras mundiales. Por lo
tanto, es obvio que el versículo
7 se refiere a la época
actual, mientras que el seis se
refiere a la época
apostólica.
En aquella época el Imperio Romano dominaba todas las naciones
del mundo conocido, y no podía ocurrir una guerra en la que se levantara
nación contra nación y reino contra
reino, pues había un
solo reino, el Imperio Romano.
Recuerden la frase
Pax romana, que fue
famosa en aquella era, y aún hoy en día lo
es. Esta famosa frase nos indica la tranquilidad que el imperio
imponía a todas las naciones de aquella
época. No podía existir en la era de la
Pax
romana algo parecido a lo descrito como
nación contra nación y reino contra
reino.
Por lo tanto las guerras descritas en el seis son diferentes de las
descritas en el siete. Las del seis se pueden aplicar a la época
romana; las del siete
no. Además,
por historia sabemos que en aquella
época no hubo ese tipo de guerras en las que se levantaran naciones
contra naciones y reinos contra reinos. Es lógico pues pensar
que lo que se describe en el siete no atañe a aquellos
tiempos, sino a los
actuales.
Todo lo dicho anteriormente se reafirma también con la
descripción que da Lucas sobre este mismo período de la
profecía. Eso lo podemos
leer en Lc 21:7-11 donde lo narrado
describe mejor lo sucedido en Judea en el período inmediatamente posterior
a la crucifixión, y anterior a la destrucción de Jerusalem y el
Templo.
Allí hablan de sediciones,
que fue lo que caracterizó a la historia judía de aquel
período, según podemos leer en la historia de Josefo.
7
Y le
preguntaron,
diciendo: Maestro,
¿cuándo será
esto?
¿y
qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar
a ser hechas?
8
Él
entonces dijo:
Mirad, no seáis
engañados; porque vendrán muchos en mi
nombre, diciendo:
Yo
soy; y el tiempo está
cerca, por tanto, no
vayáis en pos de ellos.
9
Empero cuando oyereis guerras y
sediciones, no os
espantéis; porque es necesario
que estas cosas acontezcan
primero, mas no luego será
el fin.
10
Entonces
les dijo: Se levantará gente contra
gente, y reino contra
reino;
11
y habrá grandes
terremotos, y en varios lugares
hambres y pestilencias: y habrá
espantos y grandes señales del
cielo.
(Lc 21:7-11)
Cuarto argumento
de la 3ra y 4ta
sección.
Para estar más seguros aún de que los versículos 6 y
7 de Mateo 24, tratan de dos épocas diferentes y muy distantes entre
sí, nos bastará
percatarnos de que con las guerras mencionadas en el siete comienza el
período llamado principio
de dolores. Igualmente notemos que los fenómenos que
acompañan a las guerras de Mt
24:7,
terremotos por los lugares, espantos
y grandes señales del cielo, nunca han
ocurrido, ni en la época
romana ni después. Por
lo tanto, se evidencia que lo
dicho en el siete se refiere a una época posterior a lo que ya conocemos
por historia. La historia nos
permite asegurar que en aquella
época apostólica no ocurrió ninguno de
los espantos y señales del cielo; eso está aún en el
futuro.
Si vamos a leer Mr 13:8
y Lc 21:10-11 y 24-26, veremos
que también allí para la época inmediatamente posterior
a la caracterizada como nación contra nación y reino contra
reino, se anuncian fenómenos
telúricos y siderales que
no acontecieron en aquella época apostólica, es
a saber,
grandes señales del cielo,
espantos,
terremotos en muchos lugares,
angustias por temor a algo que ocurrirá en el mar, y los hombres
secándose de temor. Por lo
tanto, si esas cosas no ocurrieron
entonces,
es indiscutible que esas cosas
acontecerían en otra ocasión
futura. De aquí se deduce que los versículos 6 y 7 hablan
de ocasiones muy diferentes.
Porque se levantará
nación contra nación,
y reino contra reino; y
habrá terremotos en muchos lugares, y habrá
hambres y alborotos;
principios de dolores serán
estos.
(Mr 13:8)
10
Entonces les dijo:
Se levantará gente contra gente,
y reino contra reino;
11
y habrá grandes
terremotos, y en varios lugares hambres y
pestilencias; y habrá
espantos y grandes señales del
cielo.
(Lc 21:10-11)
24
Y caerán a filo de
espada, y serán llevados
cautivos a todas las naciones; y Jerusalem será
hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos.
25
Entonces habrá señales
en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la Tierra, angustia
de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas;
26
secándose
los hombres a causa del temor y
expectación
de las cosas que sobrevendrán a la redondez de la
Tierra, porque las virtudes de los cielos serán
conmovidas.
(Lc 21:24-26)
Quinto
argumento de la 3ra y 4ta
sección.
Si leemos Mt
24:13, que es el penúltimo versículo de la cuarta
sección, veremos que allí
se estimula a los que estén vivos en ese
momento, a que
perseveren hasta el fin.
Mas el que perseverare hasta
el fin, éste será
salvo.
(Mt 24:13)
No es razonable que se le exhorte a un cristiano de la época
apostólica a perseverar hasta el fin del mundo; lo razonable es
que eso se le esté diciendo a los cristianos
de la época cercana al fin.
Tampoco se le va a exhortar a un cristiano de la época cercana a la
Segunda Venida, a perseverar hasta
el fin, si aún faltaran
digamos cincuenta años.
Para más facilidad en la comprensión de lo que digo
respecto a la transición del versículo seis al
siete,
podemos parafrasear ese pasaje de
la siguiente manera:
6 y oiréis
guerras y rumores de guerras,
mirad que no os turbéis por
eso, porque es menester que todo
esto acontezca, mas aún
no es el fin del mundo. 7 Porque
el fin del mundo estará cerca cuando se levantará nación
contra nación y reino contra
reino, y hayan
pestilencias, hambres y terremotos
por muchos lugares, las cuales
cosas no son tampoco el fin
mismo, 8 sino las señales que avisan del comienzo de un
período que se llama
principio de
dolores. 9 Será entonces
cuando os entregarán para ser afligidos y os
matarán...
(Paráfrasis de Mt
24:6-9)
Al llegar a este punto del tiempo ya lo único que nos separa
del fin es el esperar a que se predique el evangelio en todo el
mundo, según nos dice el
versículo 14 de Mateo 24; lo cual parece que va a hacerse en la forma milagrosa a que
se refiere Ap
14:6.
Y vi otro ángel volar por en medio del
cielo, que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la Tierra, y a toda
nación y tribu y lengua y
pueblo.
(Ap 14:6)
Habiendo ya demostrado que el pasaje 4 al 6 (tercera sección)
y el otro que va del 7 al 14 (cuarta sección) tratan de épocas
diferentes, vamos a seguir analizando el
capítulo.
En resumen: Mt 24:4-6
y Mt
24:7-14, son la narración de dos épocas con algún
parecido, pero completamente
diferentes en el tiempo. La primera
perteneciente a la era apostólica y la segunda perteneciente al presente
y al futuro. En uno dice que no
era el fin, en el otro la
narración llega hasta el
fin. En la primera no podía
haber guerras mundiales, sino sediciones,
en la segunda iba a haber guerras
mundiales. En la primera no hubo
señales en el cielo como dice que habrá en la
segunda. En la cuarta sección
se exhorta a aguantar hasta el
fin, en la tercera no.
Quinta sección, (Mt
24:15-34) Esta sección es como si se hubiera mirado con
una lupa una pequeña sección de un
mapa, para poder ver más
detalles; o como si se hubiera agrandado una sección de un mapa
en un recuadro, para ver más
detalles. Lo que se detalla en
esta sección, lo que se
mira como con una lupa, es
el lapso comprendido entre la
aparición de la Abominación de Asolamiento, y la Segunda Venida,
que se abarcó ya en la cuarta sección (7-14), pero que no
se detalló.
15
Por tanto,
cuando viereis la abominación
del asolamiento, que fue dicha por Daniel
profeta, que
estará en el lugar
santo, (el que
lee,
entienda),
16
entonces
los que están en Judea,
huyan a los montes;
17
y el que sobre el
terrado, no descienda a tomar
algo de su casa;
18
y
el que en el campo, no vuelva atrás a tomar sus
vestidos.
19
Mas ¡ay de las
preñadas, y de las que
crían en aquellos
días!
20
Orad,
pues, que vuestra huida no sea
en invierno ni en sábado;
21
porque habrá entonces
grande aflicción, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora,
ni
será.
22
Y si aquellos días no fuesen
acortados, ninguna carne sería
salva; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán
acortados.
23
Entonces, si alguno os
dijere: He aquí está
el Cristo, o
allí, no
creáis.
24
Porque
se levantarán falsos Cristos,
y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios;
de tal manera que
engañarán, si es
posible, aun a los
escogidos.
25
He aquí os lo he dicho
antes.
26
Así
que, si os dijeren: He
aquí en el desierto
está; no
salgáis; He aquí
en las cámaras; no
creáis.
27
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra
hasta el occidente, así
será también la venida del Hijo del
Hombre.
28
Porque
donde quiera que estuviere el cuerpo
muerto, allí se juntarán
las
águilas.
29
Y
luego después de la
aflicción de aquellos días, el sol se obscurecerá,
y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo,
y las virtudes de los cielos serán conmovidas. 30 Y entonces se
mostrará la señal del Hijo del Hombre en el
cielo; y entonces lamentarán
todas las tribus de la Tierra,
y verán al Hijo del Hombre que vendrá sobre las nubes del
cielo, con grande poder y
gloria. 31 Y enviará sus
ángeles con gran voz de
trompeta, y
juntarán sus escogidos de los
cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el
otro.
32
De la higuera aprended la
parábola: Cuando ya su rama se
enternece, y las hojas brotan,
sabéis que el verano está
cerca.
33
Así también
vosotros, cuando viereis todas
estas cosas, sabed que está
cercano, a las
puertas.
34
De
cierto os digo, que
no pasará esta generación, que todas estas cosas no
acontezcan.
(Mt 24:15-34)
Como vimos al comenzar la explicación del Sermón
Profético, la cuarta sección de
éste, que comprende los versículos
7-14, era una concisa reseña de los hechos que iban a acontecer
en la época ya cercana al
fin. En ese momento en que Cristo
hablaba, esas cosas estaban todas
aún en el futuro. No obstante, para
nosotros hoy en día, algunas
de ellas, como las Guerras
Mundiales, están ya en
el pasado, pero
otras, como la
Abominación, están
aún en el futuro.
La Quinta Sección del Sermón
Profético, (versículos
15-34), nos detalla lo que
ocurrirá desde la aparición de la
Abominación, hasta la Segunda
Venida. Vamos pues a analizar
esta sección.
Ahora voy a hacer cinco comentarios sobre este pasaje,
y más adelante voy a dar
siete argumentos para demostrar
que este pasaje se refiere necesariamente
al fin.
a)
Esta abominación de
asolamiento, mencionada en el versículo 15 está aún
en el futuro, y por ende también
lo está todo lo narrado del 15 al
34. Veamos.
b) El versículo 15 dice que la abominación
estaría en el lugar santo;
no dice que destruiría el lugar
santo, que fue lo que hicieron los romanos. Por lo
tanto, es lógico pensar
que se refiera al futuro actual y no a la época
apostólica. No sólo
se refiere al futuro actual, sino
que por lógica, la advertencia
se hace a los cristianos judíos de aquel futuro
actual, pues los judíos
inconversos no van a leer el Nuevo Testamento, y los cristianos gentiles
no tienen que salir de Judea,
a menos que se hallen allí de turistas o de
misioneros. Se refiere al próximo templo espurio que será
construido en Jerusalem.
c) Por el énfasis que Jesús pone en la premura
con que los cristianos que se hallen en Judea deben precaverse y huir
(versículos 17 y 18), se
colige que los acontecimientos van
a desencadenarse súbitamente, sin anuncios ni señales previas
que avisen de su próxima presencia. Da la sensación de
que el escape de los hermanos se tiene
que realizar en cosa de minutos, porque hace hincapié en que no
pierdan ni siquiera los pocos minutos que les tomaría ir a buscar
su capa (abrigo).
La presunción de que los cristianos de Judea tendrán
que reaccionar velozmente ante los
acontecimientos, concuerda con
la exclamación sobre las preñadas y las que
crían, que tendrán
el impedimento de sus estados físicos y
fisiológicos, para actuar con la premura requerida y para sufrir las privaciones
del caso.
Lo mencionado sobre el
abrigo, y el hecho de que en el
versículo 20 exhorta a orar para que esto no ocurra en invierno ni
en sábado,
me hace pensar que es un sábado de la estación invernal,
cuando los poderes espirituales rebeldes intentarán realizar su
plan. No sería pues,
muy insensato de parte de los cristianos que en aquel futuro se hallaren
en Judea, el que salieran de ella
desde el mismo inicio de cualquier cosa extraña que
vean, y el mantenerse atentos a las noticias y rumores durante esos
días, sobre todo los
sábados invernales o cercanos al
invierno. O mejor aún,
mudarse de allí tan pronto les sea
posible, antes de que comience el
invierno.
También la exhortación a no ir a buscar el abrigo pudiera
tener otro motivo, como sería
el no despertar sospecha de que uno
se va para siempre, sino que sale de la ciudad para volver
después. El que salga sin
bultos, con la ropa
corriente, no despertará
sospecha de que se va para
siempre, cosa que alertaría
a las autoridades, o a la turba
que apoya las tiranías,
en el sentido de que los que se van son desafectos al régimen del
antiCristo.
Tal vez, por la oración de la
cristiandad, los planes elaborados para ser realizados por los malignos
un sábado invernal, tengan
que ser pospuestos o precipitados debido a la presencia de circunstancias
imprevistas para ellos, con lo
que los acontecimientos a lo mejor no ocurran en
invierno, pero sí en
sábado, o no en
sábado, pero sí
en invierno; o tal vez ni en
sábado ni en invierno,
aunque no muy lejos de ellos.
Debemos pues orar por ese importante
asunto, para que Dios trastorne los planes de los malignos ese día,
y los hermanos sean librados.
No puede esta advertencia referirse a todos los cristianos de
todo el mundo, porque los sábados invernales en
Judea, son sábados veraniegos
en Brasil,
Argentina,
África, Australia y todo el hemisferio
sur. Además de
que,
evidentemente, el versículo
16 se refiere a los de Judea.
d) Después de esta huida de los cristianos que se hallen
en Jerusalem y en toda Judea comenzará la mayor tribulación
jamás ocurrida, o
sea, se iniciará la Gran
Tribulación, según
nos dicen los versículos
21-22, y se dará inicio
a la época de los falsos Cristos y falsos profetas que darán
señales grandes y prodigios capaces de engañar aún a
ciertos cristianos, como advierten
los versículos 23-28.
e) Cuando esté finalizando o haya finalizado la Gran
Tribulación, o sea, Después de la aflicción de
aquellos días, como dice el versículo
29, será que se oscurezca
el sol y la luna, las estrellas
caigan del cielo y las virtudes de los cielos sean
conmovidas. Será entonces cuando según el versículo
30, aparezca la señal de
Cristo en el cielo (tal vez la cruz) y se vea a Jesús en su Segunda
Venida, esta vez sobre las
nubes, desde donde mandará
a traer a sus escogidos (31) de todo el
mundo. Así termina este
pasaje que conforma la quinta
sección, y el cual nos
hace ver más en detalle,
cómo va a ser la secuencia de los acontecimientos desde la época
de la abominación hasta la recogida de los
cristianos.
Habiendo acabado con los cinco comentarios, vamos a hablar de
los siete argumentos. Voy a analizar ahora algunos detalles de este
pasaje (15-34) para reafirmar la idea
de que también la quinta sección se refiere al fin.
Para ello me baso en siete
argumentos:
Primero: La Gran
Tribulación de que habla este pasaje no ha ocurrido
aún.
Segundo: El antiCristo
no ha aparecido aún.
Tercero: Ninguna carne
sería salva si continuara más tiempo la
tribulación.
Cuarto: Los prodigios de
los falsos Cristos y profetas no han ocurrido
aún.
Quinto: El sol y la luna
no se han oscurecido ni las estrellas cayeron en la época
apostólica.
Sexto: No estaba a las
puertas en la época
apostólica, puesto que
han pasado veinte siglos.
Séptimo: Aquella
generación de la época apostólica pasó y no
ocurrieron todas las
cosas.
Primer argumento de la 5ta
sección: La Gran Tribulación no ha ocurrido aún.
El versículo 21 dice que durante los acontecimientos descritos en
los versículos del 15 al 20 habría una aflicción tan
grande cual no la hubo desde el principio del mundo ni la
habrá; y el que dice eso
es el que más autoridad tiene para
saberlo:
Jesús.
Porque habrá entonces grande
aflicción,
cual no fue desde el principio del
mundo hasta ahora, ni
será.
(Mt 24:21)
Si alguien pensara que estos acontecimientos y tribulación
aquí mencionados por
Jesús, pertenecieran a
los ya ocurridos durante la era
apostólica, cuando la
destrucción de Jerusalem y el
Templo, habría que suponer también que la aflicción
futura que ha de venir al mundo,
la llamada Gran Tribulación,
va a ser menor que la de la época
romana. Admitir esta segunda hipótesis equivaldría a
suponer que la aflicción provocada por el
antiCristo, el más perverso y cruel de los perseguidores del
cristianismo, será más
leve y menos cruel que las provocadas por el Imperio
Romano, lo cual me parece
absurdo. Por lo
tanto, visto que todavía
falta que se cumpla la profecía de la Gran
Tribulación, tenemos que
llegar a la conclusión de que el pasaje en estudio (Mt 15-34) se refiere
al final del mundo.
Segundo argumento
de la 5ta sección: El antiCristo no
ha venido
aún. Tampoco se puede alegar que el Imperio
Romano, o algún
emperador, haya sido el
antiCristo,
porque ninguno de ellos se sentó
en el Templo de Dios, como
Dios, haciéndose parecer
Dios, que es lo que predijo San
Pablo en Segunda de
Tesalonicenses, que haría el
antiCristo.
Oponiéndose, y
levantándose contra todo lo que se llama
Dios, o que se adora;
tanto que se asiente en el templo
de Dios como Dios, haciéndose parecer
Dios.
(II Tes
2:4)
Por lo tanto, en el pasaje de Mt
15-34, el Señor no se
está refiriendo a la época
apostólica.
Tercer argumento
de la 5ta sección: Las aflicciones de
la época apostólica fueron esporádicas y
regionales.
El versículo 22 dice que si la aflicción continuara por más
tiempo, ninguna carne sería
salva; tal vez porque desertarían de la fe por no poder soportar
las presiones, sufrimientos y
crueldades.
Y si aquellos días
no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa
de los escogidos, aquellos días
serán
acortados.
(Mt 24:22)
Me parece que esas palabras no pueden referirse a las aflicciones
de la era apostólica. No
creo yo que se pueda aplicar a aquellos
tiempos, porque a pesar de que
sus aflicciones fueron grandes y
crueles, llegando al
martirio, no fueron
continuas, hablando
cronológicamente, ni totales
geográficamente hablando.
Aquellas aflicciones fueron esporádicas en el primer
caso, y regionales en el
segundo, como se demuestra en
Hch
9:31.
Había regiones, tanto
bárbaras como romanas,
que no padecían la persecución anticristiana
y, por lo tanto, los
cristianos de esos lugares, o
que se hubieran refugiado en
ellos, no hubieran desertado de
la fe.
Las
iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea
y Samaria, y eran
edificadas, andando en el temor del
Señor; y con consuelo del Espíritu Santo eran
multiplicadas.
(Hch 9:31)
Es más lógico pensar que estos vaticinios se refieran
a modernos tiempos aún en el
futuro, en que una organización
mundial inflexible y totalitaria,
con medios científicos y técnicos suficientes para
hacerlo, extienda su despiadada
persecución a las regiones más recónditas de su
imperio, provocando con ello una
aflicción tal a todo cristiano existente en esas regiones dominadas
por el antiCristo, que si se
prolongara, los hermanos que
allí vivieran desertaría de la fe por no poder ni aguantar
ni escaparse.
Por lo tanto, en el pasaje de Mt
15-34, el Señor no se
está refiriendo a la época
apostólica.
Cuarto argumento
de la 5ta sección: Los falsos
Cristos de la época apostólica no hicieron
señales ni
prodigios.
Si analizamos ahora el versículo 24 veremos que
tras la época de
tribulación descrita en este
pasaje, se levantarán
los falsos Cristos y falsos profetas,
los cuales harán señales grandes y prodigios.
Porque se levantarán
falsos Cristos, y falsos profetas,
y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que
engañarán, si es
posible, aun a los
escogidos.
(Mt 24:24)
En la era apostólica aunque hubo falsos profetas y falsos
Cristos, no hubo ninguno que hiciera prodigios, ni grandes ni
pequeños; y menos aún prodigios de tal envergadura que
pudieran calificarse como los capaces de engañar aún a los
escogidos. Por lo tanto,
si los falsos Cristos
y falsos profetas de tan gran poder no surgieron en la época
apostólica, es lógico pensar que Cristo se está
refiriendo en este
versículo, y en todo este
pasaje (15-34), al fin del
mundo, y no a la era
apostólica.
Quinto argumento de la 5ta
sección: Después de las tribulaciones de la época
apostólica no se oscureció el sol ni la luna ni las estrellas
cayeron. Otro tanto puede decirse de Mt
24:29,
donde dice que después de la aflicción descrita como
única, sin paralelo ni
repetición, es
decir,
después de la Gran Tribulación, el sol se oscurecería
al igual que la luna, y caerían las estrellas.
Y luego después
de la aflicción de aquellos días, el sol se
obscurecerá, y la luna
no dará su lumbre, y las
estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán
conmovidas.
(Mt 24:29)
Es más que evidente que después de las aflicciones
de la era apostólica, ni se oscureció el sol, ni la luna, y
mucho menos cayeron las estrellas. Por lo
tanto,
repito, aquí no se estaba
refiriendo Jesús a la era apostólica en el pasaje de Mt
15-34, sino al futuro inmediatamente
anterior a la Segunda Venida,
el futuro actual. Es
decir, que todo este pasaje habla
de una época aún en el
futuro.
Sexto argumento
de la 5ta sección: En la época
apostólica la Segunda Venida no estaba a las
puertas.
En el versículo 33 dice que cuando
estas
cosas comenzaren a
suceder, todo estaba ya a las
puertas. Tampoco puede Jesús
en el pasaje 15-34 haberse estado refiriendo a la época de los
apóstoles o a las épocas inmediatamente
sucesivas, pues aquí dice
que en el momento que ocurriera lo
que él relataba, ya todo lo demás, incluyendo su Segunda Venida
estaba a las puertas. Han pasado casi veinte siglos y una tonelada de
generaciones y no vino el fin;
lo cual nos indica que los hechos del primer siglo y
demás, no eran los que
nos estaban anunciando que Jesús se hallaba a las
puertas.
Así también
vosotros, cuando viereis todas
estas cosas, sabed que está
cercano, a las
puertas.
(Mt 24: 33)
Séptimo argumento de la 5ta
sección: Pasó la generación apostólica y
no se manifestó el resto de las señales. También
el versículo 34 nos indica que nada de este pasaje se refería
a la época
apostólica, porque aquí
dice que cuando ocurriera una de aquellas
señales, en esa misma generación se verían todas las
demás señales, y eso
no ocurrió en aquella
época apostólica.
De cierto os digo, que
no pasará esta generación,
que todas estas cosas no
acontezcan.
(Mt 24:34)
De la lectura de todo el pasaje en estudio (15-34) es fácil
comprender que la generación que vea la abominación, verá
también la caída de las estrellas, el oscurecimiento de sol
y luna y la Segunda Venida del Señor. Por lo
tanto, nadie puede alegar que parte de los acontecimientos sucedieron
entonces y parte sucederán en el
futuro.
En resumen: la quinta
sección, que comprende Mt
24:15-34,
es una ampliación
detallada, del lapso comprendido
entre la aparición de la Abominación de
Asolamiento, y la Segunda Venida.
Por eso se ve que los acontecimientos narrados en ella no han ocurrido
aún, como
son: la Gran
Tribulación, el
antiCristo, los prodigios de los falsos Cristos y
profetas, el oscurecimiento del
sol y la luna, y las estrellas
cayendo en la época
apostólica. Esto nos demuestra
que esa sección está en el
futuro.
La sexta sección (Mt
24:35-51) no creo necesario
analizarla, son admoniciones suficientemente claras que no necesitan
explicación. Esta sección
sólo habla de la seguridad del cumplimiento de esta profecía
y del secreto que rodea el día y la hora de su
ocurrencia.
Resumiendo: el capítulo 24 de Mateo comienza
profetizando
la destrucción del Templo en el año 70 (1 y
2); luego da una breve reseña
de lo que iba a ocurrir en la época apostólica
(4-6); más tarde hace otra
breve reseña de lo que iba a ocurrir desde las guerras mundiales hasta
la Segunda Venida (7-14); entonces
amplifica una parte del pasaje
anterior, detallando el período que va desde la
Abominación
hasta la Segunda
Venida
(15-34); y en el resto del capítulo da exhortaciones a los cristianos
sobre tan importante asunto
(35-51).
Vamos ahora a comentar algunos pasajes que pueden traer confusión.
Mateo habla de dos veces en que surgirán falsos
Cristos. En Mt 24:5 se
advierte a los cristianos sobre los falsos Cristos que vendrían en
aquella era apostólica.
Esta profecía de los falsos Cristos se repite en Mt
24:24, pero esta vez
se refiere a los tiempos cercanos a la Segunda
Venida. Esto se entenderá más claramente si nos damos
cuenta de que el versículo 5 pertenece a la tercera sección
que trata de la época
apostólica, mientras que
el 24 pertenece a la quinta
sección, que trata del fin.
Ambas aseveraciones fueron previamente
demostradas, basta con leer de nuevo ambas
secciones.
También vemos que en Lc
21:8,
donde se trata de la época
apostólica, se menciona a los falsos Cristos como viniendo también
en esa época. Y se sabe
que se trata de la época apostólica no sólo porque
está en el pasaje donde se habla de esa
época, sino porque allí al hablar de los falsos Cristos Jesús
añade ...y el tiempo
esta cerca. Si dijo a los apóstoles que el tiempo estaba
cerca, es porque esos falsos Cristos
y falsos profetas iban a surgir también en aquella
época.
No se me escapa el hecho de que en Lc
21:8 la oración
el tiempo está
cerca, la comienzan con
mayúscula las Biblias
modernas, como indicando que se
trata de una de las dos frases que dirán los falsos
Cristos. Según esta forma
de presentar las cosas los que imprimieron estas modernas
Biblias, los falsos Cristos
dirían dos frases:
1) Yo
Soy
y,
2) El tiempo
está cerca. Pero
esto es una interpretación prejuiciada doctrinalmente por el que imprime
la Biblia.
Para darnos cuenta de la falsedad que entraña el comenzar
esa oración con mayúscula, bastaría leer Lc
21:8 en la edición original
de Casiodoro de Reina solo, o
en una Reina-Valera impresa en el pasado
siglo. En esas
ediciones, la oración
el tiempo está
cerca se halla con
minúscula, porque no la
consideraban una nueva frase,
sino un comentario de Jesucristo respecto a la cercanía de tales falsos
Cristos. Lo mismo podemos constatar
en la versión inglesa antigua de King
James.
Pero además, es lógico pensar que los falsos Cristos
no iban a poder andar diciendo que el tiempo de la llegada de Jesús
estaba cerca,
porque ellos querían hacer ver que ellos eran
Jesús que ya había llegado. Si ellos dijeran
que el tiempo está cerca,
entonces no podían decir que ellos eran
Cristo, porque ellos mismos estaban
diciendo que no había llegado el tiempo de su Segunda
Venida. Así que vemos que
el mismo período de la
profecía, tratado en Lucas,
concuerda con el hecho de que Mateo
24:5 se refiere a falsos Cristos
de la época
apostólica, mientras que
Mt 24:24 se refiere a los falsos
Cristos que vendrán en la época bien próxima al
fin.