Motivos
por los cuales la gente no quiere saber la verdad
El no querer salir de un error le sucede al ser
humano, por la mezcla de sentimientos
en el proceso del razonamiento.
He observado a través de mi vida al humano
tratando de justificar muchas cosas
mediante torcidas interpretaciones de lo que
leen, bien sea las
noticias, en cuestiones de
leyes, o en la
Biblia. Las razones que los mueven a hacer eso son muy
diversas, tanto en la vida común
como en las cuestiones de
religión. Veamos éstas
últimas.
1) Temor a
ofender a
Dios si duda de lo que le enseñaron los
hombres, y lo somete al
raciocinio.
2) Temor a
encontrar una
verdad que a él se le antoja pudiera ser muy difícil de
cargar.
3) Temor a
cambiar de
doctrina y entonces tener que enfrentarse a los que antes pensaban como
él, y que lo consideren
un traidor.
4)
Orgullo,
resistencia a admitir que estaba errado y que no había utilizado
adecuadamente sus facultades
mentales.
5) Temor a lo que para él
es nuevo, sin saber por qué
teme.
6) Otros lo que quieren es
tener "algo nuevo" para predicar, a fin de justificar su separación
de su iglesia, o que justifique una nueva secta que él quiere
formar o mantener.
7) Otro motivo
es justificarse ante sí
mismo en
cuanto a seguir admitiendo algo que su conciencia o su intelecto le dice
que no está correcto, pero
que a él:
a) le conviene su
existencia;
o
b) el admitir la
interpretación que no es torcida lo pone en el disparadero de oponerse
a los demás que creen
torcidamente.
8) Justificar prejuicios sociales,
sexuales o raciales. En época de la esclavitud africana había
quienes decían que los negros no tenían
alma, para así poder justificar lo que se hacía en
su ambiente. Otros justificaban
todo aquello asegurando, sin base
bíblica para ello, que
la maldición de Noé para Cam era la que había provocado
la esclavitud negra. Hubo un pastor
americano del sur, siendo yo muy
joven, que me trató de
"demostrar" que los negros eran
burlones, según
él, por la herencia de
Cam, que se burló de la
desnudez de Noé.
9) Desear mantenerse
"ignorante", o al menos
"escéptico"
sobre la vigencia de una norma de conducta o religión para no sentirse
obligado a cumplirla, ni sentirse
mal por no cumplirla.
10) El justificar su pecado
haciéndose creer a sí mismo que el entiende la religión
o la Biblia de otra manera. Este fue el caso de un pastor que ampliaba
tanto el concepto del perdón y de la
gracia, que incluía en ese concepto el adulterio continuado
de su esposa, y el repulsivo
consentimiento de él a semejante
pecado. Para justificarse,
él decía que yo me guiaba por la
ley, pero que él estaba bajo la
gracia. (De todos estos casos que menciono puedo decir sus nombres
y sus sectas; si no lo hago es
por no hacer daño
innecesariamente).
11) El figurarse que modificar
su creencia de muchos años, adquirida desde
niño, por tradición
familiar, o cuando se convirtió
al evangelio, puede hacer peligrar
su salvación, o el concepto
que él cree que Dios tiene de él y de su
"fe".
12) La falta de confianza en
su propio análisis de la palabra de Dios, lo cual le hace imaginarse
que toda cosa nueva que le entre en la
mente, toda idea nueva que se
le sugiera, es una
"prueba"
a que Dios lo somete, para ver
si él se mantiene
"firme". Otros piensan que es una
"tentación del
demonio". Esto lo decía a sus feligreses el cura de un pueblo
que yo visitaba frecuentemente,
respecto a la predicación de los evangélicos del
lugar.
13) Confundir la
obcecación con la fe, y catalogar el razonar sobre
la palabra de Dios, como una duda
pecaminosa, como una debilidad
en la fe, y una
tentación. Un cristiano
de muchos años, lector
de la Biblia y con cultura universitaria me garantizaba que razonar sobre
religión es un pecado,
y que el usar la lógica es una cosa
diabólica. Él no
quería ver que Cristo usaba la lógica en su
predicación, y que Pablo
llena la epístola a los Hebreos con
razonamientos. Para
él, su aferramiento y su
estolidez, es una fe
titánica; él se
consideraba un titán de la
fe, porque se resistía
a razonar.
14) Otros no desean llegar
a la verdad porque esto los privaría de pertenecer a un grupo
élite, exclusivista,
un grupito de
"elegidos" que pueden mirar a los demás por encima del hombro con
"justificación
divina". Así son los
ruselistas, que se creen que van
a ser los presidentes,
senadores,
gobernadores, alcaldes,
etc., de los
países, cuando venga el
"nuevo orden". Algo
parecido hacen algunos
judíos, que pretenden
justificar con su
religión, sus pujos de superioridad
racial, al igual que los nazis justificaban la suya con su
"religión"
nazista y con su ídolo
Hitler. Una religión de
igualdad racial como la cristiana no llama la atención de los que
tienen una religión en la que su
raza, o cierto grupo
es superior a los
demás.
15) Estar tan embebidos en
un pecado o concupiscencia que nos ha acompañado toda la vida
a nosotros como personas, o a
nosotros como miembros de la
sociedad, que no nos damos cuenta
de que lo tenemos. No nos damos
cuenta de que es pecado, pues
lo creemos parte natural de la
vida. Es como decirle a un pez
que él está
mojado; no nos
entendería, porque nunca
ha visto nada ni nadie seco. No
podría siquiera imaginar qué significa talco
seco, o harina de trigo
seca.
Igualmente, el que de tanto
tenerla, da una concupiscencia
por cosa natural de la vida, no comprende, o
tuerce las claras explicaciones o mandatos que la palabra de Dios da en sentido
contrario.